La
tarde se oscurece entre música y champús
(una bebida de arroz) y la gente sigue llegando
y acomodándose en algún espacio
del centro ceremonial. Al llegar la noche,
el piso se ha convertido en una cama general
en donde cuerpos, comida, champús y
aguardiente cubren casi todo el espacio. La
música seguirá hasta el amanecer,
o hasta que los músicos resistan...
“El 24 por la noche no se baila y los
novios no asisten al acto, para evitar las
tentaciones”, dice Santiago de la Cruz,
un miembro de la etnia Chachi y hoy vicepresidente
de la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador.
Las dos fechas principales para la celebración
del matrimonio son Navidad y Semana Santa,
estas fiestas se celebran paralelamente a
las bodas y sus ritos se entremezclan.
Los novios prefieren unirse en tales fechas
para asegurar un mayor número de asistentes,
considerando que, en esos días del
año, aun sin matrimonios, muchos chachi
irían al centro ceremonial para celebrar,
dependiendo del calendario, Navidad o Semana
Santa.
En cambio, en otras fechas es más difícil
lograr concurrencia, porque el viaje desde
la mayoría de comunidades hasta allí
es muy largo.
Quién se casaba con quién
Orlando
Cipriano, dirigente de la Federación
de Comunidades Chachi del Ecuador, cuenta
cómo los comportamientos han ido cambiando.
“Antes las costumbres eran más
estrictas porque, por ejemplo, el novio no
podía ni siquiera hablar con la novia...
hoy hay más libertad.” E, incluso,
hace algunos años el gobernador podía
decidir quién se casaba con quién.
Alyssa Luboff, americana casada con un chachi,
cuenta lo que ha visto durante los muchos
años que ha vivido en la comunidad:
“Si un hombre chachi ya estaba en edad
avanzada y necesitaba una esposa, se le conseguía
una...”
“Debido a que está estrictamente
prohibido casarse entre primos, así
sean lejanos, si se sospechaba que dos primos
estaban enamorados se casaba inmediatamente
a la joven con otra persona...”
“Y si se veía a una joven Chachi
hablando con un joven, se podía considerar
que ella le estaba coqueteando. Entonces se
les obligaba a contraer matrimonio entre si...
Después de un tiempo, las jóvenes
empezaron a escapar para que no se les obligue
a casarse. Hoy tienen más libertad
para elegir su compañero de vida.”
La ceremonia
El
25 de diciembre comenzó con un acto
purificador en el que los padrinos bañaron
a sus ahijados en el río Cayapas. “Es
un baño para refrescar el espíritu
y lavar los pecados”, dice Santiago
de la Cruz.
La celebración empezó a tomar
forma. Los músicos del día anterior
fueron reemplazados por otros que debían
tocar todo el día. Estos últimos
serían recompensados con comida, cigarrillos
y aguardiente.
En diferentes rincones del centro ceremonial,
los novios son preparados por sus respectivos
padrinos. La joven es vestida con una túnica
especial para este día, encima de la
túnica se adorna su cabeza con una
colorida corona de collares de diferentes
formas.
Por un hueco se ven los ojos de la joven,
quien parece complacida por su apariencia.
“Sin matrimonio no podemos vivir,”
afirma Maria Teresa Cimarrón minutos
antes de iniciar el ritual. Su novio, José
Roldán Anapa, también es preparado
con un cintillo rojo en su frente y otra cinta
formando una cruz en su pecho.
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