Han
transcurrido doce años desde que el país
y el mundo se conmocionaron con una noticia
protagonizada por el pueblo Tagaeri. En 1987
monseñor Alejandro Labaca y la hermana
Inés Arango eran lanceados en el corazón
de la Amazoma por “aucas salvajes”.
La prensa nacional e internacional es- condía
bajo el término de “salvajes”
la historia de un pueblo que gritaba con su
silencio de lanzas el deseo de permanecer viviendo
libres en el que siempre fue su mundo: la selva.
Los “aucas salvajes”, también
llamados “pata colorada”, eran los
Tagaeri, familia Huaorani perteneciente al gran
clan del Coca. De 1958 hasta 1977 la fama de
ferocidad de este clan creció debido
a los múltiples “ataques”
al naciente poblado del Coca, algunos de ellos
originados en la resistencia a ser reducidos
al río Tihuaeno por el Instituto Lingüístico
de Verano (ILV), organización evangélica
norteamericana.
Tagaeri significa el grupo de Taga, nombe del
guerrero huaorani que desde 1968 condujo a sus
familiares lejos de los huarani (familias huaorani
enemigas) y de los cohuodii (extraños
que habían propiciado o protagonizado
la muerte de sus familiares o su desplazamiento
en medio de un torbellino de lanzas.
División del gran clan
Una etnia acostumbrada más a huir de
los enemigos que a enfrentarlos, reducida numéricamente,
sometida al desplazamiento y a la búsqueda
constante de nuevos territorios lejos de los
suyos tradicionales, muestran una cultura no
precisamente guerrera. Hasta el siglo XIX ninguno
de los pueblos vecinos se refería a ellos
como seres particularmente agresivos.
Pero el nuevo siglo trajo consigo demasiados
acontecimientos inentendibles para los habitantes
amazónicos: la explotación del
caucho, la llegada de los misioneros, las epidemias,
la disputa por territorios, la apertura de caminos,
la colonización y la fiebre petrolera.
Estos violentos acontecimientos pusieron serias
presiones sobre la forma de vivir de los pueblos
de la Amazonía, al extremo de acabar
con los Tetetes y quebrantar las posibilidades
de subsistencia de otros grupos cambiando por
completo la geografía humana de la región
y el ánimo de sus habitantes.
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