La
utilidad de toda esta diversidad (agrícola,
medicinal e industrial) es pasada por alto,
a pesar de que la humanidad se ha servido de
ella por siglos.
Recordemos los cultivos originados en algún
lugar de los trópicos: el maíz,
la papa, el arroz, el azúcar, el tomate,
los cocos, las nueces, el maní, el ají,
la piña, el plátano, los cítricos,
el café y el cacao son unos pocos ejemplos.
Especies económicamente importantes como
el cardamomo, la vainilla, la canela y la pimienta
también tienen su origen en las selvas
tropicales del mundo.
El 80% del alimento mundial proviene de unas
24 especies de plantas y animales (de al menos
5 millones existentes). La globalización
de la economía incluso ha marcado una
tendencia a concentrarse en menos especies.
Si queremos cambiar nuestra dependencia de tan
pocos productos, lo lógico sería
buscar en los trópicos, por su gran diversidad.
Pero, ¿por qué esta gran diferencia
entre lo que tenemos y lo que usamos? Según
Mark Plotkin, del Museo Botánico de Harvard,
se debe al interés puesto por las colonias
europeas en unas pocas especies tropicales.
Los prejuicios contra los alimentos del pueblo
o de los aborígenes también habrían
contribuido a la exclusión de muchos
productos tropicales. “Sin embargo, esto
cambiará en las próximas décadas”,
dice Plotkin. “El aumento del consumo
de productos tropicales no tradicionales en
los países desarrollados ha comenzado:
Los Angeles tiene más de 200 restaurantes
de comida tailandesa; la comida rápida
mexicana actualmente constituye una industria
de más de 1.600 millones de dólares,
y la cocina de países tropicales está
cada vez más de moda”. Así
mismo señalaremos el caso del kiwi, introducido
de China a los Estados Unidos hace solo 30 años,
siendo actualmente consumido por más
de 10 millones de norteamericanos.
De hecho, ya se ha puesto interés en
algunas especies consumidas localmente. Las
uvillas, propias de la Amazonía occidental,
son cada vez más solicitadas. La naranjilla,
originaria de Ecuador y Colombia, ha sido “descubierta”
por Panamá, Costa Rica y Guatemala, que
la cultivan y exportan como concentrado para
jugos. El amaranto, considerado sagrado por
indígenas de Centro y Sudamérica,
actualmente se vende en tiendas naturistas de
todo el mundo por su calidad y su alto contenido
proteico. La familiar guanábana, hasta
hace poco conocida en América tropical,
ahora es popular en Africa, China, Australia
y Filipinas. Su delicioso pariente, la chirimoya,
puede correr la misma suerte.
Las palmas merecen especial mención por
sus múltiples usos: material de construcción,
fibras, aceite, alimento, etc. Los ejemplos
de palmas más significativos que han
tenido valor económico son la tagua o
marfil vegetal, la ungurahua, la palma real,
la chonta, el morete, entre muchas otras. Un
caso curioso es el de la palma “chili”
(Aphandra natalia), muy común en los
alrededores de Sucúa. De la fibra de
esta palma se hacían, y se hacen aún,
las escobas. Sin embargo, esta especie fue conocida
por la ciencia apenas en 1987. Entre otras plantas
también destaca la utilizada para la
fabricación de los sombreros de paja
toquilla (Carludovica palmata) que a principio
de siglo fue el tercer rubro de exportaciones
del Ecuador.
La agricultura también se beneficia.
Muchos cultivos se han visto mejorados en sus
características y productividad gracias
al aporte de genes de sus parientes silvestres,
aporte que además ha sido invalorable
para protegerlos contra plagas.
Una variedad silvestre de cebada de Etiopía
proveyó un gen que protege 160 millones
de dólares en cultivos de California
del virus “amarillo enano”. Del
Perú se llevaron unas pocas semillas
de una nueva especie de tomate que incrementó
el contenido de azúcar de su pariente
doméstico, significándole a la
industria del tomate de Estados Unidos ganancias
por 8 millones de dólares al año;
más aún, si el tomate no hubiera
recibido el aporte genético de sus parientes
silvestres, no podría ser cultivado en
los Estados Unidos. El arroz del Asia fue protegido
contra las cuatro principales enfermedades que
lo afectan con genes de una planta silvestre
proveniente de la India. La yuca brasileña
permitió aumentar la productividad de
la yuca del Africa y de la India. La totalidad
de los cultivos de caña de azúcar
en Estados Unidos fueron salvados del colapso
gracias a la resistencia a enfermedades presentada
por una variedad silvestre de Asia. En México,
una variedad de maíz silvestre conocido
solo en una remota localidad, es resistente
a las 7 principales enfermedades del maíz
doméstico.
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