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Por Ecuador Terra Incognita
Foto Murray Cooper / Visualfund

Ecuador, grande por naturaleza

Un caracol gigante, Strophochelius popeleiranus, se desliza entre las rocas del bosque en la reserva Cotacachi-Cayapas.

El Ecuador tiene un inmenso recurso no explotado: su diversidad. Cuando hablamos de diversidad nos referimos a la multiplicidad cultural y biológica. Esta diversidad se encuentra en las 23 de las 25 zonas de vida que tiene nuestro país, en donde el habitante de este territorio pudo diversificar sus conocimientos, cultura y lenguaje. Para ello se valió de la extraordinaria riqueza ecosistémica hallada en sus parajes.

Desde el páramo y glaciar hasta la selva amazónica, pasando por valles interandinos y planicies costeras, el habitante ecuatoriano pudo domesticar especies de plantas y animales para su beneficio. Este lento proceso de domesticación de muchas especies ha sido una contribución del Ecuador al mundo.

Desde la época colonial y republicana, el Ecuador no ha sabido conservar esta riqueza. El deterioro acelerado de los recursos ha puesto en peligro la vida de miles de especies que requieren urgentemente el apoyo del Estado para su sobrevivencia. Así, conforma en 1976 el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, SNAP, actualmente constituido por 26 áreas que cubren el 18% del territorio nacional.

Pese al gran trabajo realizado por el sector conservacionista tanto público como privado, aún queda camino por recorrer para tener un sistema de áreas protegidas integral. Los bosques secos del sur, los arrecifes de Esmeraldas, parte del bosque andino, las estribaciones occidentales de los Andes, son algunos ejemplos de ecosistemas de vital importancia para la conservación que aún no son áreas protegidas.

Conformar el patrimonio natural del Ecuador, diseñarlo, ponerlo en ejecución, mantenerlo y establecer alianzas con los diversos sectores de la sociedad civil, ha significado un gran esfuerzo de los sectores gubernamentales y no gubernamentales del país. Sin embargo, el trabajo recién inicia. Existen serios problemas dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas en lo que se refiere a contaminación por extracción petrolera, tala de bosques, invasiones y en general temas en torno al uso y manejo de los recursos. El Estado, a lo largo del tiempo, se ha visto incapaz de mantener las áreas protegidas inalteradas, por falta de recursos económicos y decisión política que fomente su conservación.

Consciente de la importancia que representa para el país este patrimonio natural, el Ministerio del Ambiente ha decidido responder a las inquietudes de la población, que demanda una conservación adecuada de las áreas protegidas. Así, el Ministerio ha iniciado un trabajo serio y sistemático con diversos sectores de la sociedad civil, comunidades indígenas y poblaciones que habitan dentro y fuera de las áreas protegidas; universidades; organizaciones no guberamentales y comunitarias, y empresas, para que sean ellas quienes compartan la responsabilidad de la conservación del SNAP.

Las áreas protegidas son parte integral de la vida nacional, ya sea por su valor cultural, educativo, espiritual, escénico, científico, recreacional, y su gran potencial económico a través de un manejo sustentable. Son, sin duda, una muestra de la mayor riqueza del Ecuador, y gracias al esfuerzo de la ciudadanía y el Estado, estarán allí como el mejor patrimonio que podemos dejar a las futuras generaciones.

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