N° 54 julio -agosto 2008
 
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guarango

El guarango (Caesalpinia spinosa), un arbusto que se adapta bien a condiciones semiáridas, a suelos degradados y a terrenos laderosos, que necesita de poquísimos cuidados y cuyo rango geográfico se extiende por todos los Andes, desde Venezuela hasta Chile, ha estado a punto de desaparecer en nuestro país. Como podemos imaginar, no ha sido su fragilidad la causa, sino el poco interés que despertaba para el uso humano; esta indiferencia lo desterró a eriales y quebradas.


No siempre se lo consideró inútil. Antiguamente se utilizaban sus vainas para la curtiembre de cueros, y sus pepas para impermeabilizar los pondos de la chicha, frotando éstos con una goma contenida en aquellas. La industrialización, sin embargo, empujó estos usos al olvido.


Los crecientes problemas ambientales y la visión de un grupo de agropromotores podrían rescatar al guarango –o campeche, o vainillo, como también se lo conoce– y promover el aprovechamiento de sus redescubiertas bondades.


Y es que el método estándar para la curtiembre industrial de cueros, basado en compuestos de cromo, ha despertado las alarmas por la acumulación de estos compuestos en el ambiente y su potencial cancerígeno. Por esto, las políticas de la Comisión Europea, por ejemplo, se dirigen hacia promover nuevos métodos de curtiembre libres de cromo (en el Ecuador no hay políticas al respecto). Entre estos métodos se destaca la utilización de taninos vegetales, como los contenidos en el guarango.


Es así que en el Perú –que produce la mayor parte de la oferta anual de taninos de guarango– en el primer trimestre de este año las exportaciones crecieron 55%, superando los 7 millones de dólares. La demanda mundial sería de 800 mil toneladas al año –cien veces más que la producción actual– por lo que hay buenas perspectivas de crecimiento. Además de los taninos contenidos en las vainas, de los frutos del guarango se extraen colágenos utilizados por la industria alimenticia y de pinturas, y sus propiedades medicinales solo empiezan a descubrirse.


Frente a este escenario, en el Ecuador se creó una agrupación para la producción, industrialización y comercialización de este árbol; el Consorcio Nacional de Productores de Guarango CONAPROG. Su propósito es reunir a los productores que serán, a su vez, únicos dueños de la industria y de la empresa comercializadora. Este esquema de asociación pretende eliminar el sistema imperante en el modelo exportador ecuatoriano: pagar mínimos precios al productor del campo, acaparar el valor agregado de la industrialización y lucrar sin esfuerzo ni riesgo de la comercialización externa.


CONAPROG quiere facilitar la plantación de guarango entre campesinos que viven en valles áridos sobre los 1 500 metros de altitud. El eventual inconveniente de esperar cinco años desde la siembra hasta el comienzo de la producción queda compensado porque, de ahí en adelante y siquiera por cuarenta años, se puede cosechar dos veces al año sin mayor mantenimiento ni inversión adicionales. Cálculos conservadores sugieren que las plantaciones pueden rendir dos mil dólares por hectárea, sin contar con que entre los árboles se pueden desarrollar otros cultivos de ciclo corto. Incluso, el guarango los beneficia, pues al ser una leguminosa, promueve la fijación de nitrógeno en el suelo.


En fin, un espino nativo en peligro de extinción que promete mejorar los suelos pobres, reforestar paisajes despreciados, dar sustento a los marginados del campo y fortalecer la economía de nuestro país. (Francisco Dammer con Gabriela Anhalzer)

Más información:
Fundación Desde el Surco
www.desdeelsurco.com
091 958 565 / 02 2380 209

 

 

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