N° 52 Marzo - abril 2008
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Ilustración Esteban Garcés

Quichuismos

Texto Jorge J. Anhalzer

‘Guambrita’ (joven) pase nomás, le dice un mayor al cederle el paso a una señorita. Esta le regresa a ver con cara de, y este ‘man’ ¿que onda?

Sucede en la Shyris de Quito, y pese al nombre de la avenida se ve que la influencia indígena en nuestro lenguaje desparece rápidamente. La televisión pudo en pocos años lo que la conquista española en cinco siglos no consiguió. Terrible educadora es la pantalla luminosa. Hablan sus personajes un castellano impersonal, ni de aquí ni de allá, y no solo sucede en las películas dobladas que quieren situarse en un punto neutral para toda la América Latina, sino a los reporteros locales de toda índole, que aprenden una extraña entonación y sofisticado vocabulario, palabras inusuales que buscan a lo mejor impresionar. Vaya que lo consiguen, aunque no siempre como quisieran, pues muchas veces están mal usadas. Rezagadas quedan las palabras propias de nuestra tierra y costumbre.

Pero no todos somos reporteros, así que más tarde nomás me encuentro en la tienda con un señor que pide ‘chulla’ pan, y la tendera sin saber que eso viene del quichua –shug (uno) y lla (nomás)– le entendió y le entregó... un chulla pan, como era de esperarse. La misma señora montaría en cólera si supiera, como se ve por la rendija de la puerta apenas abierta, que su hijita en vez de hacer los deberes está ‘changada’ con el vago del enamorado en la trastienda; peor todavía porque además se están ‘muchando’. Ni a la mama ni a los ‘guambras’ les interesa saber que changa es pierna y mucha es beso en quichua, pero igual conjugan nomás los verbos en todos los tiempos posibles.

El otavaleño que le dijo ‘chapa’ al policía, no comprende porqué éste se ofendió y le quiso meter preso, si solo le dijo ‘el que cuida’ en quichua, es decir supuestamente policía. ‘Coshco’ –que en realidad es cushcu ya que en el quichua no existe la o, y dicho sea de paso la e tampoco– significa pelado, rapado, de ahí el uso de esta palabra para referirse a los conscriptos. Asimismo, los más refinados cronistas deportivos no han de imaginarse que ‘cancha’ es palabra nativa, que quiere decir patio cerrado, quichuismo universal usado en todo país de habla hispana, hasta en la península ibérica. El diccionario de la Real Academia también tiene otros ejemplos de quichuismos: como ‘caspa’, que para qué les digo qué es, si ya todos han de saber. Igual ‘paspa’, que suena y se entiende mejor que excoriaciones cutáneas. Y ‘macho’, que aunque se usa como adjetivo con variada intención, quiere decir nada más ni nada menos que hombre adulto, no hombre viejo, que eso es ‘rucu’, palabra todavía muy usada. Para quien dude del origen de esta palabra ahí está la muy famosa Machupichu.

 

 

 


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