N° 42 Julio - agosto 2006
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Texto Eduardo Peralta, Patricio Espinoza, Wilson Vásquez y Elena Villacrés
Foto Jorge Anhalzer

Importancia de los cultivos andinos

Solo desde el aire pueden apreciarse los intrincados diseños que la labranza produce. Éstos guardan alguna similitud con los que los artesanos graban en las vasijas de barro.

Los cultivos andinos tienen una gran importancia económica, social, ecológica, nutricional y funcional (real y potencial) en nuestro país y en el resto de países atravesados por la cordillera de los Andes. Si bien los cultivos andinos han sido tradicionalmente consumidos en las áreas rurales, también pueden formar parte de los hábitos alimenticios de los pobladores urbanos. Entre otras cosas, porque, además de su amplia gama de posibilidades culinarias, ofertan proteína relativamente barata si se la compara con la de origen animal.

Otro elemento que hace que estos alimentos sean importantes para las sociedades andinas es su gran potencial de comercialización en el mercado nacional e internacional. La población ecuatoriana, colombiana y peruana que vive en el exterior añora los granos, raíces, tubérculos y frutas nativas (productos nostalgia). Y los consumidores de los países desarrollados, que están siempre buscando productos exóticos, nuevos, nutritivos y con un contenido cultural e histórico, se muestran cada vez más interesados en las variedades andinas.

Cultivos auténticamente andinos


Sin desconocer el origen andino de importantes cultivos como el fréjol o el tomate riñón, entre otros, que constituyen parte del legado de los Andes para el mundo, los cultivos que tradicionalmente se han venido identificando como andinos son los siguientes:

• Tubérculos como el melloco, ullucu o papalisa (Ullucus tuberosus), la oca (Oxalis tuberosa), la mashua o isafio (Tropaeolum tuberosum) y la papa andina (Solanum tuberosum andigenum).
• Raíces como la zanahoria blanca (Arracacia xanthorrhiza), la jícama o chicama (Smallanthus sonchjfolius), la maca (Lepidium meyenii), el miso, taso o chago (Mirabilis expansa), el camote (Ipomoea batatas), entre otras.
• Frutas como la chirimoya (Annona cherimola), el tomate de árbol o tamarillo (Solanum betaceum), la uvilla (Physalis peruviana), el babaco (Carica pentagona), la naranjilla (Solanum quitoense), la pitajaya (Hylocereus sp.), la mora (Rubus glaucus) y el mortiño (Vaccinium floribundum).
• Y granos como la quinua (Chenopodium quinoa), el chocho, tarwi o lupino (Lupinus mutabilis), el amaranto (Amaranthus caudatus), el ataco o sangorache (Amaranthus hybridus) y la kañiwa (Chenopodium pallidicaule).

Granos para astronautas


Los granos andinos, llamados ahora “granos de oro” por su alto valor nutritivo, son considerados como los alimentos del pasado para la gente del futuro. La quinua y el amaranto están calificados como los mejores alimentos de origen vegetal para los seres humanos, a partir de la investigación realizada por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y seleccionados por la NASA para integrar la dieta de los astronautas en los vuelos espaciales de larga duración. La proteína de la quinua y el amaranto es de buena calidad, con un balance adecuado de aminoácidos esenciales, como la lisina, que juega un papel importante en el desarrollo del cerebro y el crecimiento, y se asocia con la inteligencia y la memoria. El chocho es otro de los alimentos de alto valor nutritivo. Tiene un alto contenido de proteína, ácidos grasos insaturados, fibra dietética, calcio, fósforo, hierro y niacina. En Ecuador se cultivan aproximadamente 2 000 ha de quinua y 6 000 de chocho, mientras que el cultivo de amaranto recién se está utilizando de manera industrial.



 


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