N° 40 Marzo - abril 2006
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Texto Diego Tirira
Foto Iván Kashinsky

Los últimos bracilargos libres
continuación (3 de 3)

La destrucción acelerada que sufren los bosques donde habita el bracilargo lo ha puesto en Peligro Crítico de Extinción, categoría que demanda una rápida aplicación de medidas que garanticen su supervivencia.

Pero esta relación no está limitada a los pueblos indígenas. Con frecuencia muchos colonos se niegan a cazarlos para alimento, pues según les he escuchado, “sería como comerse un cristiano”. También para los mestizos de los bosques húmedos del norte de la provincia de Esmeraldas es inconcebible la idea de comer monos araña, y explican su sensación tajantemente: “¡qué me voy a comer uno de esos, si parecen negritos!”.

Desgraciadamente para los monos araña, no todos los humanos piensan así, y, por el contrario, para muchos pueblos indígenas su carne es muy apetecida.


Las especies

Son varias las especies de monos araña que habitan en el Nuevo Mundo; de éstas, dos están presentes en los bosques húmedos del Ecuador, y se hallan separadas por la cordillera de los Andes. Al oriente habita el mono araña de vientre blanco (Ateles belzebuth), especie que se distribuye a lo largo de las estribaciones subtropicales de la cordillera y en las tierras bajas de la Amazonía, al sur del río Napo, que ha sido una barrera infranqueable para el primate; cabe mencionar que dicho fenómeno explica porqué el mono araña está ausente del nororiente ecuatoriano.

La especie costeña es mayormente negra, pudiendo presentar pelaje marrón oscuro en la cabeza. La amazónica, en cambio, tiene negra la espalda, la parte superior de las extremidades, parte exterior de la cola y cabeza, mientras que el vientre y la parte anterior de las extremidades, cola y cabeza son amarillas o blancuzcas.

Este primate ha sido motivo de varios estudios en la última década, la mayoría de ellos en el interior del Parque Nacional Yasuní, un lugar donde todavía se pueden encontrar poblaciones saludables de monos araña.

Al noroccidente del país habita el mono araña de cabeza marrón (Ateles fusciceps), presente en los bosques húmedos tropicales y subtropicales de la provincia de Esmeraldas y en las áreas colindantes de las provincias de Imbabura y Carchi, aunque reportes históricos evidencian que en el pasado su rango de distribución alcanzó hasta el río Chimbo, donde limitan las provincias de Guayas y Chimborazo. A diferencia de su hermano amazónico, el bracilargo de la costa ha sido muy poco estudiado.

Al caer la tarde

Con el pasar del tiempo, los bosques donde habitaban los monos araña han ido desapareciendo. La deforestación, la cacería y el comercio para mascotas son tres graves problemas que enfrentan estos primates, a lo que se une su tamaño grande, su baja tasa de reproducción y la ya mencionada apetencia que mucha gente siente por su carne.

Las dos especies de mono araña que habitan en el Ecuador se consideran amenazadas y han sido protegidas por las leyes. Sin duda alguna, la que enfrenta mayor peligro es la especie de la Costa. Y la razón no necesita ser explicada a fondo, pues este primate es solo una victima más de la intensa deforestación y la poca efectividad en el manejo de los recursos naturales que existe en la zona y en el país.

Las cifras lo demuestran. Más del 80% del territorio original del Ateles fusciceps ha sido convertido en pastos y monocultivos. Las poblaciones remanentes están limitadas a zonas inaccesibles y áreas protegidas, como las Reservas Ecológica Cotacachi Cayapas, Étnica Awá y Biológica Los Cedros. Del buen manejo de estas áreas dependerá la supervivencia de los últimos bracilargos libres.

El día termina. Los bracilargos regresan al grupo central. Emiten fuertes alaridos, pero de menor intensidad que los del amanecer. Todos han regresado, excepto dos hembras. Un cazador las ha secuestrado para venderlas como mascotas.

 

 


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