N° 39 Enero - febrero 2006
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Texto Martín Bustamante
Foto Murray Cooper

Huaicundos un mundo

No se sabe que pudo haber inducido a este sapo (Eleutherodactylus sp.) de costumbres terrestres a trepar sobre la inflorescencia de Tillandsia pretiosa, una epífita endémica que puede encontrarse entre los 0 y 2 000 m de altitud en la Costa y Andes ecuatorianos.

Si miramos con atención dentro de un bosque vamos a notar que hay una alta complejidad en la distribución del espacio: no todos los lugares son iguales. Cada especie encuentra en esa variedad un sitio para cunplir sus funciones vitales y, por ende, para relacionarse con el entorno.

Entonces, los bosques encierran un sinnúmero de microhábitats. Uno de los mas fascinantes es el de las bromelias. La mayoría de bromelias crece en forma epífita, es decir sobre otra planta (aunque hay también las que crecen en el suelo o sobre rocas), y constituyen un lugar perfecto para pequeños animales, ya que por su forma de roseta y sus hojas alargadas que se disponen en espiral, crean múltiples espacios internos entre hoja y hoja (axilas).

Los huaicundos (nombre quichua para las bromelias) proporcionan escondite y refugio temporal para algunos animales que encuentran en ellos agua de lluvia acumulada entre sus hojas, especialmente cuando ésta escasea en el ambiente externo. También sirven como fuente de alimentos, pudiendo ser éstos: animales, algas acuáticas o partes de la misma planta como las puyas, aguarongos o achupallas, diferentes nombres para una bromeliácea de páramo, en cuyas hojas los ojos de anteojos encuentran nutrientes y agua en sus tallos. Muchos otros animales dependen de los recursos que las bromelias pueden brindarles. Miles de especies de mosquitos, zancudos, libélulas y escarabajos han sido identificados como huéspedes de las micro piscinas que se forman en las axilas de las bromelias.

Algunas ranas también se valen de estos recursos. Especies como el diablito (Dendrobates sylvaticus) llevan sus renacuajos y los depositan en las axilas de los huaicundos, uno en cada axila, en espera de que sufran metamorfosis. Las bromelias, sin quererlo, han establecido innumerables relaciones con flora y fauna. Esto nos da la pauta de cuál es la verdadera importancia ecológica que tienen estas plantas, y es una muestra más de cómo funcionan las relaciones entre diferentes organismos de nuestra belleza ecológica sin par.

Lee el artículo completo en la edición No 39 de ECUADOR TERRA INCOGNITA


 


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