N° 36 Julio - agosto de 2005
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Texto Soledad Cruz
Foto Juan Diego Pérez

Conservación en la cordillera del Cóndor

Lentamente, la cantidad de madera que sale de la cordillera del Cóndor va en aumento. Esta fotografía fue tomada cerca de la unión del río Santiago con el Upano.

Más de 300 mil hectáreas de bosque primario se encuentran aún en buen estado entre la cuenca del Nangaritza al sur y el río Santiago al norte. Sin embargo, lentamente la actividad humana va expandiendo sus tentáculos.

La minería, primera amenaza

La minería en el Ecuador nunca ha sido de gran escala; las concesiones mineras en la cordillera del Cóndor muy pocas veces han terminado en explotación, y más bien han sido instrumentos de especulación, de compra y venta de una potencial riqueza. Durante el gobierno de Sixto Durán Bailén, y en adelante, se realizaron reformas para facilitar la actividad minera: en lugar de convocar a una licitación se entregaron los títulos mineros por simple pedido administrativo; en lugar de poner plazos para la exploración y para la explotación, así como montos mínimos de inversión, se ofrecía un título minero por 30 años prorrogables sin ningún requisito; en lugar de entregar un porcentaje de las ventas o de las utilidades líquidas, había (y hay) que pagar un dólar por hectárea que puede llegar máximo hasta 16 dólares. Estas políticas han dado sus frutos: las concesiones mineras metálicas están concentradas en pocas manos.
Cuatro empresas tienen alrededor del 70% de la superficie concesionada por sobre 150 000 hectáreas que se extienden entre los ríos Nangaritza y Santiago. Una de éstas, Ecuacorriente, compañía canadiense, ha decidido explotar el cobre a cielo abierto, afectando de modo directo unas 5 000 hectáreas. Esta sería la primera empresa en la historia del Ecuador que realiza una extracción medianamente grande. De los planes de las demás (todas orientadas a la exploración del oro) poco se conoce; aunque han iniciado diálogos con el Ministerio del Ambiente sobre el Bosque Protector y las potenciales áreas protegidas.

La colonización, segunda amenaza

La colonización es una forma de vida en algunos casos, pero en otros es una forma de extracción de la madera. Debido a la elevada densidad rural (entre 8 y 10 habitantes por kilómetro cuadrado en una zona tan frágil) los gobiernos locales son presionados para atender necesidades de comunicación, pero en sus resultados, las vías secundarias y terciarias son solo instrumentos para la extracción de madera por parte de esa población rural. Lentamente, la cantidad de madera que sale de la cordillera del Cóndor va aumentando hacia los mercados (especialmente de Cuenca).

La Ley Forestal, tercera amenaza

En la provincia de Morona Santiago, 1 200 familias shuar que tienen 212 000 hectáreas, propusieron una forma novedosa: que su territorio no pase a ser parte del patrimonio del Estado, bajo administración del Ministerio del Ambiente, sino que el Estado reconozca su espacio, que tiene títulos colectivos, como un Territorio Shuar Protegido para la conservación; destinando voluntariamente a todas las familias 160 000 hectáreas para zonas intangibles y de bajo uso de buena conservación.

 

Lee el artículo completo en la edición No 36 de ECUADOR TERRA INCOGNITA

 


 


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