N° 35 Mayo - junio de 2005
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Texto Judith Carrión
Foto Manuel Morocho

Vilcabamba: leyendas, naturaleza, paz y longevidad

Iglesia matriz de Vilcabamba, vista desde el parque central.

Pocas veces se ha escrito sobre la belleza que encierra el austro ecuatoriano, zona llena de fabulosos lugares, como Vilcabamba: un valle ubicado al sur-occidente de la ciudad de Loja al que su clima, sus especies naturales y la longevidad de su gente le han dado mítica fama en lejanos países y latitudes. Atraídos por las leyendas que de este lugar se narran, un sinnúmero de científicos y turistas de los cuatro puntos cardinales han llegado hasta sus territorios; muchos de ellos para quedarse a vivir por largo tiempo...

El árbol sagrado

Vilcabamba viene de wilcobamba, que significa “llanura o valle sagrado de los wilcos”: bamba significa “valle o llanura” y wilco es un árbol sagrado medicinal que crece en este lugar. En América del Sur existen otros valles y llanuras en donde crece este árbol; en Bolivia y Perú podemos encontrar incluso algunos lugares que también han sido bautizados con el nombre de Vilcabamba.

El wilco (Anadenanthera columbrina) es un árbol perteneciente a la familia de las leguminosas. Éste ha formado grandes comunidades homogéneas en los valles de San Pedro (sector aledaño) y Vilcabamba; fue de gran beneficio en el pasado prehispánico, ya que lo utilizaron para la construcción de viviendas. Sus taninos y mordientes ha sido utilizado para las curtiembres de la zona. Sus propiedades psicotrópicas también han sido denotadas; un reporte de 1571 cuenta que los incas lo utilizaban para reanimar a sus enfermos.

En 1801, Alexander von Humboldt reportó haber visto a los indios del Orinoco consumir esta planta por su efecto alucinógeno. En ese mismo sitio, se dice en el libro de Perdal “Medicina Aborigen Americana” (1937) que los primeros colonizadores ibéricos vieron a los incas utilizar el wilco y el tabaco como alucinógenos.

Se dice también que durante el período prehispánico las semillas de dicho árbol fueron utilizadas en los territorios que hoy pertenecen al Ecuador como parte de un trueque entre los aborígenes de la Sierra con indígenas de la Costa. Estas semillas eran cambiadas por sal, pero se desconoce el uso que se les daba.

Hombres y mujeres de más de 100 años

A Vilcabamba también se lo conoce como “El valle de la longevidad”. En la década de 1950, el doctor Eugene H. Payne, destacado investigador y periodista estadounidense, visitó estas tierras y quedó muy impresionado por su clima y por haberse sanado de sus dolencias. En el año de 1955, publicó el artículo “Islas de Inmunidad” en la revista Reader’s Digest, donde citaba a Vilcabamba como un lugar privilegiado en el que muchas enfermedades no existían.
El reporte causó inquietud internacional, y por ello comenzaron a llegar científicos y turistas extranjeros que, luego de gozar de las bondades del valle, afirmaban ser sanados de sus padecimientos cardíacos. Considerables artículos sobre investigaciones hechas en esta zona sostenían que la gente en Vilcabamba podía vivir más de 100 años.


Lee el artículo completo en la edición No 35 de ECUADOR TERRA INCOGNITA

 


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