N° 33 - enero febrero 2005
 
 
 
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Guía de campo de los
SAPOS DEL ECUADOR


por Simón Espinosa Cordero*

Ilustraciones: Guido Chaves


Para la intelección de esta nota científica conviene que el lector distinga bien entre sapo y renacuajo. Sapo es el nombre aplicado a numerosos anfibios del orden de los anuros, en especial a los de la familia de los bufónidos, del género zoológico Bufo. Su piel está sembrada de numerosas verrugas y contiene glándulas venenosas. El color varía con el hábitat; los ojos son vivaces y poseen una gran pupila negra horizontal. Los sapos son esencialmente terrestres y de costumbres nocturnas.

Renacuajo es el nombre común que se aplica a las larvas de los anfibios del orden de los anuros. Tienen el cuerpo ovoide, con cola larga y deprimida. Luego de varios cambios biológicos el renacuajo se convierte en sapo o rana, dependiendo de su condición social y de si la charca donde nada esté en una escuela fiscal o en una universidad particular. Al cabo de uno o dos años alcanza la madurez sexual. En Ecuador se llama a los renacuajos williwillis. La mayoría de ellos no ha hecho la primera comunión porque son budistas.

Establecida la principal diferencia entre sapo y renacuajo, esta nota científica se ocupará a continuación de clasificar la gran variedad de sapos del Ecuador (el país más densamente sapificado del gran continente sudamericano) y de reducir tanta variedad a las cinco categorías siguientes: sapos burocráticos, sapos empresariales, sapos clericales, sapos militares y sapos eróticos.

Los sapos burocráticos se caracterizan por su gran voracidad y por su pereza no menor. Los más privilegiados de ellos forman categorías autónomas llamadas sapos burocráticos dorados. Una subespecie de ellos es el conocido sapo cancionero inmortalizado por los Chalchaleros: se pasan la vida cantando y enamorados de la luna y cada mes reciben un espléndido sueldo en dólares. El vulgo los llama “sapísimos”. Estos puestos dorados se heredan de padres a hijos o se compran por crecidas sumas de dinero o por una noche de amor. Últimamente los amigos y parientes de cierto coronel color sapo se han agregado a esta subespecie. [Por falta de espacio, el autor de esta nota científica no detalla algunas de las sapadas de los sapos burocráticos.]

Los sapos empresariales pululan sobre todo en la Costa ecuatoriana. No les gusta competir con otros, evaden el pago del impuesto a la renta y secretan jugos venenosos contra aquellas autoridades que se empeñan en vano en que paguen lo que deben y no se dediquen tanto al contrabando. Es una clase de sapo sumamente generoso con el dinero del estado. Les gusta la franja negra que hace juego con la raya de sus ojos, y tienen alegres borracheras en las playas. Son muy patrióticos con la patria chica, se precian de tener destino marinero y de que la única flor que conocen es la rosa de los vientos. El pasatiempo de estos sapos no era jugar al sapo sino devaluar la moneda. Ahora, con la dolarización, ya no pueden divertirse así. Dicen que por este motivo andan deprimidos. [Por temor al sapo mayor de ellos que anda siempre en guayabera, el autor de esta nota científica no detalla algunas sapadas de los sapos empresariales.]

Los sapos clericales son de color negro: se los llamaba jambatos porque abundaban en los páramos andinos. Por efecto de la globalización del comercio, la secularización de las costumbres y la competencia de religiones y misticismos orientales, es una especie en peligro de extinción. Estos sapos entraban en éxtasis y tenían visiones de la Virgen. Organizaban procesiones y croaban al unísono en época de sequías para que Dios mandara lluvia a los campos asolados por la sequía. Cuando la gente se portaba mal echaban sapos y culebras por la boca y enviaban gente al infierno. [Por si acaso estos sapos negros tengan razón, el autor de esta nota científica no detalla algunas sapadas de los sapos clericales.]

Los sapos militares son casi todos verdes, aunque tienen la panza azul cuando trabajan junto al mar. Son muy creídos: se creen los sapos más honrados, más valientes y más sexis. Hasta tienen jueces propios cuando hacen alguna sapada. De puro saludar llevando la mano derecha extendida a la altura de los ojos es fácil reconocerlos porque tienen las cejas bastante abultadas. Los mejores sapos de esta clase son los de las jerarquías superiores: de coronel a general y de general de brigada a general de ejército. Son muy buenos para el volleyball, juego que requiere de una gran capacidad para el salto alto y los clavados. Cuando se jubilan, se jubilan barrigones. [Como son muy necesarios para librarnos de nuestros enemigos, el autor de esta nota científica no detalla algunas sapadas de los sapos militares.]

Los sapos eróticos abundan en las cuatro regiones naturales del Ecuador: la costanera, las alturas, el bosque tropical húmedo y las islas encantadas. Suelen congregarse a la salida de los colegios femeninos y en discotecas y cines. Enamoran con facilidad a la hembra joven. Le prometen el oro, el moro y unas ranitas verdes. Cuando la hembra desova una sustancia gelatinosa, el macho fecunda los huevecillos y se va y no se acuerda más de los williwillis. Por este motivo el insulto "hijo de madre", tan común en los países de lengua española, no es insulto en Ecuador sino un juicio objetivo que describe la condición de gran parte de la población nacional. [Como esta clase de sapos es muy sensible en materia de honor y tiene un agudo sentido de inferioridad, el autor de esta nota científica no detalla algunas sapadas de los sapos eróticos.]

Todas estas cinco clases de sapos coinciden en el lema que define el estilo de vida del sapo nacional: "El sapo vive del tonto y el tonto, de su trabajo". Por este motivo, el sapo no se extinguirá jamás del Ecuador. Lo que fue confirmado por Santa Marianita de Jesús cuando vaticinó que Ecuador desaparecería no por obra de terremotos y erupciones sino por la mala voluntad de los sapos que la habitan. El Ecuador podrá desaparecer, pero los sapos que en él habitan nunca desaparecerán, pues por algo son no solo sapos sino sapísimos

 


*Simón Espinosa es periodista del diario Hoy.



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