El filósofo griego Theophrastus (300
años a.C.) es reconocido por muchos
como el primer botánico por su manuscrito
“Indagaciones sobre las Plantas”,
en el que describe algunas orquídeas
del Mediterráneo y les da el nombre
genérico de Orchis (en griego) que
significa testículo.
En el siglo I, el cirujano de Nerón,
Dioscorides, en su libro Materia médica
atribuye a las orquídeas propiedades
que influyen en la sexualidad del hombre.
Por 16 siglos se aceptaron estas teorías
médicas y se creía que la orquídea
era un afrodisíaco que incrementaba
la sexualidad masculina e inclusive que podía
influenciar para que un niño por nacer
sea varón.
La Iglesia Católica consideraba a las
orquídeas como el alimento de Satanás,
y que las orquídeas impulsaban al hombre
a los excesos. En el tratado Tragus de Hieronynus
Bock (1489-1554) y posteriormente en el libro
Mundos Subterraneus del jesuita Athanasius
Kirchen en 1665, se afirmaba que las orquídeas
no producían semillas y que las plantas
brotaban del semen perdido del emparejamiento
de los mamíferos.
En 1737, las orquídeas son rescatadas
de la superstición por Carolus Linnaeus
en su obra Genera Plantarum. En cambio, en
la China las orquídeas ya habían
sido dibujadas y descritas científicamente
desde el siglo III.
La primera referencia sobre orquídeas
americanas se encuentra en el Codex Badianus,
un tratado de plantas medicinales aztecas,
en 1552. En este libro se describe la vainilla;
con el fruto de esta orquídea se preparaba
el tlilxochitl, una poción usada como
perfume, especería o medicina.
Cabe mencionar que es muy probable que la
vainilla, al igual que el cacao, sea original
de los territorios que hoy pertenecen al ecuador
y que hayan sido domesticadas y comercializadas
en la fase tardía de la cultura Valdivia
con otros pueblos de Mesoamérica.
El interés por las orquídeas
recién se despertó en Europa
cuando floreció la primera orquídea
del Nuevo Mundo, Bletia verecunda. Esta planta
fue enviada de las Bahamas a Inglaterra en
1733. En esa ocasión se llevó
del Pacífico a Inglaterra 15 especies
espectaculares de orquídeas, y, lo
que en un inicio fue una especialidad para
botánicos se convirtió en la
orquideomanía de los nobles.
Todos los ricos tenían que construir
un orquideario como una obligación
acorde con su estatus, y cuando una orquídea
florecía, el evento daba lugar a grandes
fiestas y la noticia cubría las primeras
planas de la prensa.
El comercio de las orquídeas realmente
comenzó a ser factible con el descubrimiento
del barco a vapor, a mediados del siglo XVIII,
época del apogeo de la orquideomanía.
Grandes compañías surgieron
en el continente Europeo, especializadas en
la recolección y venta de orquídeas.
Se armaron grandes y costosas expediciones
al Asia y al trópico del Nuevo Mundo,
especialmente hacia la Real Audiencia de Quito.
Estas expediciones duraban varios meses en
mula a través de los Andes y meses
en el océano, por lo que solo muy pocas
de las orquídeas sobrevivían.
Por algunas especies raras se pagaban grandes
sumas; hay registros de una orquídea
cotizada en 3 000 libras esterlinas, que significaba
un poder adquisitivo que hoy se podría
equiparar con 65 000 dólares americanos.
Gracias a estos precios, algunos empresarios
se volvieron millonarios en pocos años.
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el artículo completo en la edición
No 31 de ECUADOR
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