Los Hieleros del Chimborazo es un documental
que fue rodado desde 1977 hasta 1980 por Igor
y Gustavo Guayasamín y muestra el duro
trabajo de los hombres que, sobre los 5000
m de altura, explotan las minas de hielo de
nuestro nevado mayor.
En tiempos coloniales, los hieleros del Chimborazo
caminaban cinco días para llegar a
Babahoyo, Pueblo Viejo y Vinces. Los hieleros
participaron en las luchas de la Independencia,
emboscaron al ejército español
y llevaron por sus chaquiñanes a las
tropas patriotas que pelearon en las cercanías
de Guaranda el 9 de noviembre de 1820. Desde
entonces han pasado 184 años, más
de 50 presidentes, 32 dictaduras y decenas
de encargados del poder, sin embargo para
ellos la historia se quedó en la Colonia.
¿De dónde nació
la idea de hacer un documental sobre los hieleros
del Chimborazo?
La idea fue de mi hermano Gustavo. Él
estudiaba cine en México y una día,
en un libro (“Relaciones Inter étnicas
de Riobamba” de Hugo Burgos) encontró
un párrafo que decía que en
la feria de Riobamba se vende jugos con hielo
del Chimborazo. No decía nada más,
pero su espíritu de documentalista
le dijo que allí había un trabajo
que hacer. Inmediatamente volvió al
Ecuador y me propuso que lo realizáramos.
¿Qué fue lo que más
le impactó de esa experiencia?
El Documental se terminó de producir
en 1980. Hasta ese momento las condiciones
de vida de los hileros eran igual de deplorables
que lo que fueron en la Colonia. Por otra
parte podemos decir que lamentablemente esas
condiciones no han variado en la actualidad.
Ni para sus antepasados, que fueron héroes
de la Independencia, ni para ellos, ha llegado
la solidaridad. Ningún cambio político
o económico de la Historia Nacional
ha logrado mejorar la deplorable situación
de los hieleros. Parecería que hasta
el tiempo se congeló en los páramos
del Chimborazo.
Su documental tiene un ritmo lento
¿Por qué lo utilizó?
Bueno, por dos motivos: el primero es que,
como usted bien sabe, a principios de los
años ochenta los documentales eran,
en términos generales, más lentos
que los que se producen en la actualidad.
El segundo, y allí encuentro el inmenso
valor de su pregunta, es que ese ritmo comunica
lo que allí ocurre. El cambio social
se ha detenido en ese paraje andino. Además,
por la altura, el frío, el poco oxígeno
y las enormes distancias que tiene que andar
junto a los burros cargados, la vida se aletarga,
es como si llevaran grilletes. El lenguaje
visual utilizado corresponde a aquel sentir.
Entonces el Documental lleva una interpretación
suya. Si aceptamos eso, ¿hasta qué
punto muestra la realidad y hasta dónde
es una ficción?
Pienso que el hecho de que las actuales generaciones
de hieleros mantengan las duras condiciones
de vida es una prueba de que captamos algo
de su realidad, aunque nuestro filme irremediablemente
haya sido concebido desde el punto de vista
de una cámara manipulada por un artista.
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el artículo completo en la edición
No 29 de ECUADOR
TERRA INCOGNITA |
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