La
planeada carretera Guamote-Macas, que enlaza
los Andes con la Amazonía en el Ecuador
central, pronto finalizará su travesía
por el Parque Nacional Sangay, Patrimonio Natural
de la Humanidad. A pesar de los efectos devastadores
sobre los ambientes prístinos y biodiversos
del Parque, prácticamente nada han hecho
las instituciones nacionales e internacionales
involucradas para impedir la construcción
de la vía. La carretera Guamote-Macas
viola convenciones internacionales suscritas
por 161 países, entre ellos el Ecuador.
El Parque Nacional Sangay en el Ecuador central
es una región de extraordinaria belleza
y riqueza, en términos de variedad de
paisajes y seres vivientes. Su parte norteña
de 271 925 hectáreas (de un total de
517 765 hectáreas) ha sido declarada,
por la UNESCO, Patrimonio Natural de la Humanidad
en 1983, estatus único para un área
protegida en el Ecuador continental, solo igualado
en el país por el Archipiélago
de Galápagos.
De hecho estamos refiriéndonos a uno
de los ecosistemas biológicamente más
ricos del mundo, debido a la combinación
de factores climáticos y geográficos
como su topografía extremadamente escarpada
(dominada por tres volcanes de más de
5 000 metros de altura, Tungurahua, Altar y
Sangay), su ubicación ecuatorial, sus
espesas selvas nubladas y lluviosas, sus zonas
climáticas de transición, desde
los picos nevados hasta las húmedas tierras
de la cuenca amazónica, ubicadas 5 kilómetros
más abajo. Se estima que la biodiversidad
del Parque alcanza niveles asombrosos, con alrededor
de 500 especies de aves, 3 000 especies de plantas,
y numerosas especies de mamíferos como
el tapir, puma, cuy, zorro andino, oso de anteojos,
jaguar, tigrillo, margay, venado de cola blanca,
pudu y la nutria gigante.
Como otros valiosos ambientes prístinos
del planeta, el Parque Sangay está agresivamente
amenazado por la invasión humana. Al
comienzo de los años noventa, como parte
de la política de “desarrollo”
nacional, se decidió la apertura de una
vía desde la Sierra hasta la cuenca amazónica,
cortando transversalmente el Parque. Trátase
de la tristemente famosa carretera Guamote-Macas.
La UNESCO en seguida reaccionó declarando
al Parque como Patrimonio Natural en Peligro,
sin embargo esto no paró la construcción
de la vía.
A pesar de la preocupación de ONG’s
nacionales y del Ministerio del Ambiente, la
construcción de la vía se realizó
sin mayores protestas. Ningún clamor
a nivel internacional por parte de las bases.
Ningún tumulto a nivel local. La construcción
tenía que ser implementada y supervisada
según las recomendaciones ecológicas
más sensatas, pero aparentemente éstas
pasaron desapercibidas. Nadie ilustró
realmente tales recomendaciones de manera jurídicamente
convincente a las personas en la posición
de tomar decisiones, a nivel nacional e internacional,
hasta el punto de impedir la construcción
de la carretera.
Probablemente,
esta apatía generalizada se debe, en
parte, a que esta región es remota hasta
para la ciencia. La literatura existente sobre
el Sangay se remonta a los pocos estudios de
factibilidad para el establecimiento del Parque,
en el 1976 y 1983. Más recientemente,
aparte del folleto que el World Conservation
Monitoring Center en Cambridge, Inglaterra,
actualiza de vez en cuando, y de los breves
informes del UICN (Unión Mundial para
la Naturaleza), Suiza, nada más es pública
y fácilmente disponible. Ningún
informe completo y detallado sobre la situación
actual del Parque. Ninguna investigación
sistemática de flora y fauna, ni de los
sorprendentes y pequeños marsupiales,
tampoco de los grandes mamíferos; ningún
censo de poblaciones de jaguar (Panthera
onca) o del puma (Puma concolor),
especies claves de la cadena alimenticia. Un
interesante proyecto de conservación
del tapir de montaña o danta (Tapirus
pinchaque) se quedó sin fondos ya
hace años; poco se conoce acerca del
oso de anteojos (Tremarctos ornatus),
raro y en peligro de extinción; aunque,
nos alegra decirlo, sabemos que en la zona se
está iniciando un estudio acerca de esta
única especie de oso de América
Latina.
|