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Por Paolo Catelan
Foto Paolo Catelan

Sangay partido en pedazos

Caterpillar en acción en medio del bosque nublado, sector Huapachi. Varias hectáreas, en un radio de 1 km a cada lado de la carretera, han sido confiscadas al Parque y destinadas a la colonización "controlada".

La planeada carretera Guamote-Macas, que enlaza los Andes con la Amazonía en el Ecuador central, pronto finalizará su travesía por el Parque Nacional Sangay, Patrimonio Natural de la Humanidad. A pesar de los efectos devastadores sobre los ambientes prístinos y biodiversos del Parque, prácticamente nada han hecho las instituciones nacionales e internacionales involucradas para impedir la construcción de la vía. La carretera Guamote-Macas viola convenciones internacionales suscritas por 161 países, entre ellos el Ecuador.

El Parque Nacional Sangay en el Ecuador central es una región de extraordinaria belleza y riqueza, en términos de variedad de paisajes y seres vivientes. Su parte norteña de 271 925 hectáreas (de un total de 517 765 hectáreas) ha sido declarada, por la UNESCO, Patrimonio Natural de la Humanidad en 1983, estatus único para un área protegida en el Ecuador continental, solo igualado en el país por el Archipiélago de Galápagos.

De hecho estamos refiriéndonos a uno de los ecosistemas biológicamente más ricos del mundo, debido a la combinación de factores climáticos y geográficos como su topografía extremadamente escarpada (dominada por tres volcanes de más de 5 000 metros de altura, Tungurahua, Altar y Sangay), su ubicación ecuatorial, sus espesas selvas nubladas y lluviosas, sus zonas climáticas de transición, desde los picos nevados hasta las húmedas tierras de la cuenca amazónica, ubicadas 5 kilómetros más abajo. Se estima que la biodiversidad del Parque alcanza niveles asombrosos, con alrededor de 500 especies de aves, 3 000 especies de plantas, y numerosas especies de mamíferos como el tapir, puma, cuy, zorro andino, oso de anteojos, jaguar, tigrillo, margay, venado de cola blanca, pudu y la nutria gigante.

Como otros valiosos ambientes prístinos del planeta, el Parque Sangay está agresivamente amenazado por la invasión humana. Al comienzo de los años noventa, como parte de la política de “desarrollo” nacional, se decidió la apertura de una vía desde la Sierra hasta la cuenca amazónica, cortando transversalmente el Parque. Trátase de la tristemente famosa carretera Guamote-Macas. La UNESCO en seguida reaccionó declarando al Parque como Patrimonio Natural en Peligro, sin embargo esto no paró la construcción de la vía.

A pesar de la preocupación de ONG’s nacionales y del Ministerio del Ambiente, la construcción de la vía se realizó sin mayores protestas. Ningún clamor a nivel internacional por parte de las bases. Ningún tumulto a nivel local. La construcción tenía que ser implementada y supervisada según las recomendaciones ecológicas más sensatas, pero aparentemente éstas pasaron desapercibidas. Nadie ilustró realmente tales recomendaciones de manera jurídicamente convincente a las personas en la posición de tomar decisiones, a nivel nacional e internacional, hasta el punto de impedir la construcción de la carretera.

Probablemente, esta apatía generalizada se debe, en parte, a que esta región es remota hasta para la ciencia. La literatura existente sobre el Sangay se remonta a los pocos estudios de factibilidad para el establecimiento del Parque, en el 1976 y 1983. Más recientemente, aparte del folleto que el World Conservation Monitoring Center en Cambridge, Inglaterra, actualiza de vez en cuando, y de los breves informes del UICN (Unión Mundial para la Naturaleza), Suiza, nada más es pública y fácilmente disponible. Ningún informe completo y detallado sobre la situación actual del Parque. Ninguna investigación sistemática de flora y fauna, ni de los sorprendentes y pequeños marsupiales, tampoco de los grandes mamíferos; ningún censo de poblaciones de jaguar (Panthera onca) o del puma (Puma concolor), especies claves de la cadena alimenticia. Un interesante proyecto de conservación del tapir de montaña o danta (Tapirus pinchaque) se quedó sin fondos ya hace años; poco se conoce acerca del oso de anteojos (Tremarctos ornatus), raro y en peligro de extinción; aunque, nos alegra decirlo, sabemos que en la zona se está iniciando un estudio acerca de esta única especie de oso de América Latina.

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