La
mama kila brillaba cuando entramos a recibir
las bendiciones de la parentela del novio. “...Tres
personas en una y solo un Todopoderoso bendigan
esta unión. Shuk taita, shuk churi y
Espíritu Santo rieguen su gracia sobre
ustedes ñucanchig guaguakuna...”,
eran las palabras que pude rescatar de las innumerables
letanías disertadas a toda velocidad,
que aconsejaban la fidelidad, el compromiso
y la lealtad.
La celebración donde el novio, que para
entonces no sabía ni cómo se llamaba,
se realizó de la misma manera que donde
la novia. Pero ahora nos tocaba a la madrina
y mí despedir a los novios. Entregarles
nuestras bendiciones y dejarlos “bien
changados”, como dicta la costumbre. El
gentío se formó a la entrada de
la alcoba matrimonial. Invitados, colados, parientes
y parte de mi séquito quisieron ver cómo
los padrinos impartiríamos la bendición
después de changar pierna a pierna, brazo
a brazo a los recién casados. Me opuse
rotundamente al jolgorio que se empezaba a formar
en la habitación y me atreví a
pedir el desalojo inmediato, ¡ lluqshi
kay manta! diciendo a quienes querían
hacerse partícipes en semejante labor.
Nos despedimos pues, y deseamos la mejor de
las suertes a la joven pareja.
La música seguiría sonando toda
la noche y los invitados, unos borrachos, otros
bailando y otros comiendo, se quedarían
a dormir o se irían a sus casas más
tarde que temprano para seguir la fiesta por
la mañana. Los padrinos nos fuimos a
dormir como perpetrando sigiloso escape. Había
que dormir. Al día siguiente bailaríamos
por igual. “Has de traer un quintal de
pan y algunos baldes de chocolate caliente,
esto ha de alcanzar para cuanta gente esté
aquí” y así lo hicimos.
Luego de despertar a los recién casados,
y sin causar ninguna novedad en los invitados
sobre nuestra llegada, ya que casi nadie se
dio cuenta de nuestra huida la noche anterior,
brindamos chocolate con pedazos de pan sumergidos;
una especie de chapo que se repartía
a los invitados para recibir a los novios en
su primera mañana de unión eterna.
Tremendo chuchaqui se manejaba Oswaldo, quien
debía bailar con Manuela por vez primera
en su matrimonio, como la tradición manda.
A mí, por fin me llegó la hora
de bailar con la madrina
Glosario de términos en quichua
Achigmama: madrina Achigtaita: padrino
Anaco: falda indígena Alpargates: sandalias
Chumbi: faja Karl: hombre, varón
Mama killa: la luna Ñusta: princesa
Runa: hombre indígena Pungu: puerta
Shuk taita: un padre Shuk churi: un hijo
Tiu: persona mayor Tulpa: fogón
Urna: cabeza Warmi: mujer
Lluqshi kay manta: fuera de aquí
Ñucanchig guaguakuna: nuestros niños
|