Septiembre de 2001
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Por Juan Manuel Guayasamín
Foto Jorge J. Anhalzer / Archivo Criollo

¡Nos quedamos sin sapos!
continuación (3 de 3)

El jambato negro (Atelopus ignescens), una vez sumamente común en los Andes ecuatorianos, no ha sido avistado desde 1988.

¿Qué está matando a los anfibios? Hay muchas explicaciones posibles. Si uno pregunta a la gente de los páramos, es admirable la frecuencia con que se escucha que los jambados desaparecieron en el terremoto de 1987. Lo cierto es que esta explicación meramente intuitiva puede tener su base científica. Andrés Merino, de la PUCE, encontró que el clima de la Sierra en los años 1986 y 1987 se caracterizó por temperatura inusualmente alta y humedad muy baja. Esto puede haber producido la disminución de las poblaciones y una mayor propensión a enfermedades. Una de ellas puede ser la Chytridiomicosis, infección causada por un hongo encontrado ya en especímenes de jambatos y de ranas marsupiales (Gastrotheca spp.). De hecho, puede ser una combinación de factores, la mayoría de ellos tristemente aso ciados con la más “inteligente” de las especies. Los anfibios son especialmente sensibles a lo cambios climáticos por su piel permeable y su doble vida (en agua y tierra); por esto la contaminación del suelo, agua y aire; la disminución de la capa de ozono, con el aumento de los rayos ultravioletas; la tala de bosques, que provoca la disminución de la humedad y el aleja miento de las lluvias; y la forestación con pino y eucaliptos, especies exóticas que acidifican secan los suelos donde crecen; tienen un efecto directo o indirecto sobre las poblaciones d anfibios.

Otra posible causa de la desaparición de la ranas de altura son las sabrosas truchas (Qncorhynchus mykiss), peces originarios de Amé rica del Norte que han sido introducidos en casi todos los ríos y lagunas de la Sierra ecuatoriana. Las truchas son predadores voraces y se alimentan de casi todo lo que se mueve; en las aguas donde hay truchas prácticamente no hay renacuajos.

El refrán dice “guerra avisada no mata gente”, y los anfibios nos están dando una alerta roja sobre las consecuencias de la catástrofe ambiental que estamos provocando y que ya nos afecta.

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CONTENIDO REVISTA 14



 

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