La
inclusión próxima de la Reserva
Marina dentro del Patrimonio de la Humanidad,
que hasta el momento solo comprende la parte
terrestre de Galápagos, implica enfatizar
en los aspectos de conservación y someter
las actividades extractivas a controles que,
claro está, no gustan a todos. El interés
mundial en el área marina poco a poco
también ha puesto una mayor cantidad
de fondos a disposición de la investigación
y el monitoreo de las actividades productivas,
herramientas que son fundamentales en el manejo
y la conservación.
Si bien muchos de los problemas de la Reserva
Marina aún no han sido resueltos, como
son la pesca industrial ilegal o las presiones
que la pesca costera local ejerce sobre los
recursos del litoral del archipiélago,
es en todo sentido pionero lo que el Ecuador
ha logrado en cuanto a regulaciones pesqueras,
ordenamiento, nivel de participación
de usuarios y sistemas de control. Lejos de
ser completos, estos esfuerzos, tanto de autoridades
como de usuarios, deben ser reconocidos. Las
islas Galápagos son del Ecuador. Ecuador
ha decidido protegerlas y manejarlas adecuadamente
en el marco de sus compromisos internacionales.
Los resultados hasta ahora demuestran que puede
hacerlo.
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