Septiembre de 2001
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Por Vanesa Coronel
Foto Pete Oxford y Reneé Bish

Cactus
continuación (2 de 2)

Los cactus de lava (Brachycereus nesioticus) han desarrollado adaptaciones que les permiten vivir en los inhóspitos parajes volcánicos de Galápagos, casi sin suelo orgánico y con drásticos períodos de sequía.

La flora de las islas Galápagos es especialmente importante para este grupo, con ocho de las trece especies de cactus endémicos del Ecuador (solo existen aquí).

Cactus de Galápagos

Cactus con distintas formas, tamaños y colores, como el “cactus de lava” (Brachycereus nesioticus), los “candelabros” (Jasminocereus thouarsii) y las “tunas” (6 especies de Opuntia), están repartidas en casi todas las islas e islotes del archipiélago. Frecuentemente se encuentran en la parte baja de las islas, en la zona árida y de transición a la zona húmeda, pero pueden también encontrarse en los puntos más altos como las cumbres de los volcanes Wolf y Darwin de la isla Isabela. Algunos pueden crecer sobre lava desnuda, otros pueden formar bosques densos.

El tamaño varía notoriamente. Los cactus de lava miden alrededor de 60 cm de alto, los candelabros alcanzan hasta 7 m, y las tunas pueden llegar a ser árboles de 12 m, como Opuntia echios gigantea, que es considerado el cactus más grande del mundo. No solo llama la atención el tamaño de las tunas sino su longevidad, llegando algunas a vivir más de 150 años.

Los cactus desempeñan un rol importante en el mantenimiento del equilibrio de los eco- sistemas en Galápagos. No solo acumulan agua para sí mismos, sino que al contrario, calman la sed y el hambre de muchas especies de animales que viven en las islas. En época seca, iguanas y tortugas terrestres consumen el agua y alimento de los troncos y tallos globulares, llamados cladodios o almohadillas, y de los frutos de las tunas; en pago, los animales dispersan las semillas que los frutos contienen. Algunos pájaros como pinzones, cucuves y palomas también aprovechan los frutos, siendo bastante estrecha la relación existente entre los “pinzones de cactus” (Geospiza scandens y G. conirostris) y las tunas (Opuntia spp.), pues estos pajaritos pasan la mayor parte del día sobre los cactus y se alimentan del polen y néctar de sus flores, convirtiéndose en piezas fundamentales de la polinización.

Los cactus no solo han permitido que muchos animales puedan vivir en condiciones extremas, también han contribuido y desempeñado un papel importante en cuanto a la historia de los humanos en Galápagos; así, las primeras personas que tuvieron que permanecer en tierra, sobrevivieron gracias a que obtuvieron agua de las pulpas de cladodios y frutas de tunas. Este hecho se repite hasta la actualidad, pues los cactus siguen comportándose como verdaderos salvavidas. Pero no todas las relaciones con el resto de habitantes de las islas son tan cordiales; las poblaciones de cactus están siendo amenazadas por burros y chivos introducidos en su búsqueda de fuentes de agua.

La increíble capacidad que poseen los cactus para suministrar, almacenar y economizar agua ha sido desarrollada en un proceso evolutivo de cientos y miles de años. Es un excelente ejemplo de organización y adaptación que las personas podríamos aprovechar. Si nos llegara a faltar agua, nuestras vidas no nos alcanzarían para modificarnos y adaptamos a vivir sin este recurso.

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CONTENIDO REVISTA 14

 

 

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