No. 125 - marzo abril 2022
 
 
 
 
 
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El río Zamora poco antes de convertirse en el Santiago. Foto: Jorge Anhalzer


HIDROELÉCTRICAS
Las lecciones no aprendidas amenazan al río Santiago


E
l gobierno está rediseñando un archivado proyecto hidroeléctrico, esta vez en el río Santiago, en la Amazonía sur, dos kilómetros abajo de la confluencia de los ríos Zamora y Namangoza. Concebido hace más de una década, pretende ser la central hidroeléctrica más grande del Ecuador. Se estima que producirá suficiente energía para todo el país e incluso para exportar. Estamos en abril de 2022, pero parece 2008, cuando el gobierno de turno promocionaba, entusiasmado, la resurrección de otro proyecto, el mayor de la historia, para brindar energía limpia al país entero y exportarla. Ahora el proyecto hidroeléctrico Coca Codo Sinclair es sinónimo de corrupción, despilfarro y desastre ambiental, y su futuro pende de los caprichos de un río inestable (ver ETI 119).

Se estima que el proyecto Santiago tendrá una potencia de 3600 megavatios, casi el doble que Coca Codo Sinclair. Según el ministerio de Energía y la corporación Eléctrica del Ecuador, esta vez —otra vez (ver ETI 66)— se descarta que el proyecto enfrente riesgos similares a los del río Coca. El volcán activo más próximo (Sangay) está a más de cien kilómetros y se presume que el suelo tiene una estructura menos deleznable. Dicen que se han estudiado todos los riesgos ambientales, geológicos e hidrológicos, aunque la información disponible solo habla de riesgos ambientales para el proyectado embalse, no de las afectaciones ambientales al río, a los ecosistemas y a los paisajes aledaños al embalse ni de los impactos de las dos líneas de transmisión necesarias (Zamora-Pasaje y Chorrillos-Taday). Tampoco se habla de las posibles afectaciones a las poblaciones de la zona y sus modos de vida, mucho menos de consulta previa con la nacionalidad shuar, en cuyo territorio histórico se asentaría la hidroeléctrica. El río Santiago, vale decir, recibe las descargas del torrentoso río Upano que acarrea gran parte del material rocoso y erosivo proveniente del Sangay, en pleno proceso de erupción.

Mientras lees esta nota se estarán estudiando las ofertas para la concesión de la primera fase del proyecto. Se prevé que para 2028 la hidroeléctrica Santiago esté operativa. Vuelven a escucharse los anuncios altisonantes y las proyecciones sobreoptimistas. Ojalá nuestra fascinación por las megaobras no permita que olvidemos que Coca Codo Sinclair no es un caso aislado. La vida útil de la central Manduriacu, en el noroccidente de Pichincha, también plagada de corrupción en su desarrollo, será una fracción de la proyectada por no haber previsto y gestionado la carga de sedimentos de su cuenca, y ya es fuente de enconados conflictos ambientales río abajo. De hecho, como lo demuestra el trabajo del geógrafo Bent Flyvbjerg, la corrupción y la subestimación de costos es una característica endémica en los megaproyectos en todo el mundo. ¿Seremos un país capaz de aprender lecciones?





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CONTENIDO REVISTA 125



Portada de la revista Ecuador Terra Incognita No. 125: Las cárceles no se tragan solo a quienes mantienen confinados, sino que el drama y la estigmatización alcanzan a sus familiares y allegados. Foto: Johis Alarcón

Portada de la edición actual de Ecuador Terra Incognita.