El entrañable compañero de montaña y fundador de Equipos Cotopaxi murió en semanas pasadas, víctima del nuevo coronavirus. Su exitosa actividad empresarial empezó casi como un juego. Según el modelo del primer fabricante ecuatoriano de implementos para andinistas, el montañista ambateño Hugo Álvarez, Raúl se puso a confeccionar mochilas, polainas, mitones y carpas con la ayuda de una vieja máquina de coser. Lo hizo con la minuciosidad, habilidad, eficacia y entusiasmo que le fueron característicos.
Pronto sus compañeros del movimiento juvenil de cumbres El Sadday empezaron a hacerle pedidos. Así, en 1972, un Raúl Benítez de veinte años se convirtió en empresario. A principios de los setenta la actividad de montaña en Quito se volvió intensa y la demanda de equipos crecía día a día. Raúl pronto se dio cuenta de que suplirlos sería la misión de su vida.
En 1976 patentó sus luego tan conocidos “Equipos Cotopaxi”. Para venderlos armaba una carpa en el patio de una vieja casa colonial del barrio de San Roque, donde vivía y tenía su taller. Allí ofrecía, además, botas de alta montaña fabricadas por artesanos de Ambato. Encargó a cerrajeros la fabricación de las primeras piquetas y crampones nacionales; al no obtener buenos resultados, optó por comprárselos usados a montañeros extranjeros que pasaban por Quito. Equipos Cotopaxi, que luego estaría en el tradicional local de la 6 de Diciembre y Baquedano, se convirtió en paradero indispensable de los montañeros del país. Hoy funciona en varios locales, incluida la amplia matriz de la 6 de Diciembre y Jorge Washington. Sus muchas responsabilidades empresariales no lo desvincularon de la montaña; entre 2008 y 2018 fue presidente de la agrupación de montaña Pablo Leiva. En todas estas cumbres, tanto en las de hielo y granito como en las aventuras comerciales, Raúl fue pionero y encontró su realización humana al servicio a los demás. (Fabián Zurita)
