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Por Andrés Vallejo
Foto Hyla Imágenes

Conservación ¿Gasto o inversión?
continuación (2/5)

Mujer vendiendo los frutos que ha recogido del bosque amazónico.

La utilidad de toda esta diversidad (agrícola, medicinal e industrial) es pasada por alto, a pesar de que la humanidad se ha servido de ella por siglos.

Recordemos los cultivos originados en algún lugar de los trópicos: el maíz, la papa, el arroz, el azúcar, el tomate, los cocos, las nueces, el maní, el ají, la piña, el plátano, los cítricos, el café y el cacao son unos pocos ejemplos. Especies económicamente importantes como el cardamomo, la vainilla, la canela y la pimienta también tienen su origen en las selvas tropicales del mundo.

El 80% del alimento mundial proviene de unas 24 especies de plantas y animales (de al menos 5 millones existentes). La globalización de la economía incluso ha marcado una tendencia a concentrarse en menos especies.

Si queremos cambiar nuestra dependencia de tan pocos productos, lo lógico sería buscar en los trópicos, por su gran diversidad. Pero, ¿por qué esta gran diferencia entre lo que tenemos y lo que usamos? Según Mark Plotkin, del Museo Botánico de Harvard, se debe al interés puesto por las colonias europeas en unas pocas especies tropicales.

Los prejuicios contra los alimentos del pueblo o de los aborígenes también habrían contribuido a la exclusión de muchos productos tropicales. “Sin embargo, esto cambiará en las próximas décadas”, dice Plotkin. “El aumento del consumo de productos tropicales no tradicionales en los países desarrollados ha comenzado:

Los Angeles tiene más de 200 restaurantes de comida tailandesa; la comida rápida mexicana actualmente constituye una industria de más de 1.600 millones de dólares, y la cocina de países tropicales está cada vez más de moda”. Así mismo señalaremos el caso del kiwi, introducido de China a los Estados Unidos hace solo 30 años, siendo actualmente consumido por más de 10 millones de norteamericanos.

De hecho, ya se ha puesto interés en algunas especies consumidas localmente. Las uvillas, propias de la Amazonía occidental, son cada vez más solicitadas. La naranjilla, originaria de Ecuador y Colombia, ha sido “descubierta” por Panamá, Costa Rica y Guatemala, que la cultivan y exportan como concentrado para jugos. El amaranto, considerado sagrado por indígenas de Centro y Sudamérica, actualmente se vende en tiendas naturistas de todo el mundo por su calidad y su alto contenido proteico. La familiar guanábana, hasta hace poco conocida en América tropical, ahora es popular en Africa, China, Australia y Filipinas. Su delicioso pariente, la chirimoya, puede correr la misma suerte.

Las palmas merecen especial mención por sus múltiples usos: material de construcción, fibras, aceite, alimento, etc. Los ejemplos de palmas más significativos que han tenido valor económico son la tagua o marfil vegetal, la ungurahua, la palma real, la chonta, el morete, entre muchas otras. Un caso curioso es el de la palma “chili” (Aphandra natalia), muy común en los alrededores de Sucúa. De la fibra de esta palma se hacían, y se hacen aún, las escobas. Sin embargo, esta especie fue conocida por la ciencia apenas en 1987. Entre otras plantas también destaca la utilizada para la fabricación de los sombreros de paja toquilla (Carludovica palmata) que a principio de siglo fue el tercer rubro de exportaciones del Ecuador.

La agricultura también se beneficia. Muchos cultivos se han visto mejorados en sus características y productividad gracias al aporte de genes de sus parientes silvestres, aporte que además ha sido invalorable para protegerlos contra plagas.

Una variedad silvestre de cebada de Etiopía proveyó un gen que protege 160 millones de dólares en cultivos de California del virus “amarillo enano”. Del Perú se llevaron unas pocas semillas de una nueva especie de tomate que incrementó el contenido de azúcar de su pariente doméstico, significándole a la industria del tomate de Estados Unidos ganancias por 8 millones de dólares al año; más aún, si el tomate no hubiera recibido el aporte genético de sus parientes silvestres, no podría ser cultivado en los Estados Unidos. El arroz del Asia fue protegido contra las cuatro principales enfermedades que lo afectan con genes de una planta silvestre proveniente de la India. La yuca brasileña permitió aumentar la productividad de la yuca del Africa y de la India. La totalidad de los cultivos de caña de azúcar en Estados Unidos fueron salvados del colapso gracias a la resistencia a enfermedades presentada por una variedad silvestre de Asia. En México, una variedad de maíz silvestre conocido solo en una remota localidad, es resistente a las 7 principales enfermedades del maíz doméstico.

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