Esta especie aún no descrita fue encontrada en la parte alta del parque nacional Podocarpus. Aumenta, así, el número de ranas marsupiales de Ecuador a 17, y a 7 las que son endémicas. No se conoce su historia natural, pero debe compartir las generalidades de sus congéneres.
Además de su llamativo camuflaje, por lo general en café y verde brillante, y el característico canto que alegra las noches andinas, el aspecto más interesante de estos anfibios es su peculiar estrategia reproductiva. Son los únicos anfibios en que la hembra acarrea sus huevos en un “bolsillo” cerrado en la piel de su dorso. Luego de la puesta, los machos fecundan los huevos y los empujan al bolsillo con sus patas (en algunas especies, los huevos bajan por gravedad gracias a la posición que adopta la hembra).
Como en otras ranas marsupiales de páramo, es probable que de los huevos salgan renacuajos que serán depositados en charcas (especies de bajío paren sapitos ya formados).
La vulnerabilidad de esta especie es alta, pues a las amenazas que están causando extinciones entre los anfibios de altura –polución, cambio climático, reducción de la capa de ozono, epidemias, desaparición de hábitat– en este caso se suma una distribución muy restringida.