Debe su nombre a la capacidad de aparecer y desaparecer súbitamente dentro de sus agujeros. También se los llama “cangrejos corredores” (de hecho, Ocypode, el nombre del género, viene del griego “pies rápidos”). Y es que los cangrejos fantasma están entre los más rápidos del mundo, alcanzando los quince kilómetros por hora.
Construyen sus agujeros en la zona seca de la playa, donde la marea no llega todos los días. Al ser organismos recientemente adaptados a la tierra, su comportamiento, más que su fisiología, evita que pierdan agua. Por ejemplo, son más activos durante la noche. También obtienen humedad a través de periódicas inmersiones en el mar y del fondo de sus agujeros. Depositan sus larvas en el mar.
El carapacho tiene unos cuatro centímetros de largo. Suelen tener la tenaza izquierda más grande que la derecha, aunque la diferencia no es tan grande como en el cangrejo violinista. Sus largas patas y ojos de-sarrollados son adaptaciones a la vida terrestre. Gracias a su visión de 360 grados, pueden cazar pequeños invertebrados de los que se alimentan. Se alimentan también de detritus que encuentran en la playa. Sus depredadores principales son las aves marinas y vertebrados ribereños.