Por las noches se le puede encontrar encaramada en arbustos y surales (al bambú andino se lo llama suro) que crecen sobre pequeños torrentes de montaña. Esta es una de una docena de especies del grupo larinopygion, que incluyen algunas de las más espectaculares ranas del país. Las ranas torrentícolas son más bien grandes (esta mide unos seis centímetros), y ponen sus huevos en hojas sobre los riachuelos a los que están asociadas. De allí, los williwillis caerán al agua. La coloración de estas ranas parece salida de una fantasía psicodélica: dorso gris con puntos anaranjados (de donde viene su nombre, pantostiktos, que significa “manchado”), discos dactilares amarillos y vientre blanco. Se la ha encontrado en muy raras ocasiones, en pocos sitios muy alterados, por lo que su riesgo de extinción es crítico.