Se distingue de otros gaviotines por su plumaje oscuro y su frente blanco ceniza. Anida en colonias, a veces enormes, en acantilados de islas oceánicas.
Practica un cortejo que es un baile de venias recíprocas, donde el macho alimenta a la hembra; emprenden juntos un vuelo nupcial, luego del cual permanecen fieles durante la temporada. Sus nidos son palos amontonados, amarrados por algas (y, ahora, por fibras plásticas, lo que resulta en estrangulamientos).
La hembra pone un solo huevo, que ambos incuban por turnos. Cuando están incubando, hay como tomarlos con la mano (de ahí su nombre: anous, del griego “mamerto” y stolidus, del latín “mamerto”).
Para comer, vuelan rasantes para aprovechar los pescaditos que saltan huyendo de predadores. En Galápagos, han aprendido a pararse en la cabeza de los pelícanos a esperar que algo salte de sus grandes buches.
Su amenaza mayor son los perros, gatos o ratas introducidos en las islas donde anidan.