Es uno de los escarabajos más grandes (hasta 75 milímetros). Sus patas son más largas que todo su cuerpo; le sirven para defenderse y para atraer a su pareja. El nombre de arlequín viene de sus vistosos colores. Tiene poderosas mandíbulas, aunque se alimenta de savia de árboles. Se cree que las mandíbulas solo le sirven en su estadío de larva, para abrirse paso fuera del tronco en que se desarrolla esta, aunque talvez también le sirva para defenderse. Otra protección es un poderosos sonido que hacen con sus alas cuando se los atrapa. La hembra deposita entre quince y veinte huevos al interior de un tronco, cuya entrada camufla entre musgos y hongos. Tanto el macho como la hembra se quedan a proteger el nido. Tienen una relación simbiótica con unos pseudoescorpiones que crecen bajo sus alas, y que se comen los ácaros que parasitan al arlequín.
