Es una pequeña ave pelágica del Pacífico oriental. Pelágica quiere decir que desarrolla su vida en áreas marinas alejadas de las costas. Tan adaptada está a la vida marina que sus largas y delgadas patas apenas la pueden sostener en tierra. Aunque es común en altamar, muy poco se conoce de su biología. Solo se ha encontrado un sitio de anidación, un islote frente a Chile (y eso, para O. gracilis gracilis; de galapagoensis nunca se ha visto un nido). Su alimento son peces pequeños, plankton y desperdicios de otros predadores. Se alimenta al vuelo, mientras toca la superficie del agua con sus delicadas patas (lo que le ha valido uno de sus nombres –petrel– pues, como San Pedro, parece caminar sobre el agua). Al anidar en islotes pequeños, es vulnerable a animales introducidos, como gatos o ratas, que se alimentan de sus crías y huevos.