Para algunas personas, la tortuga marina es más que un símbolo de esperanza. En varias comunidades costeras, también es un alimento y hasta una medicina. Pedro ha vivido toda su vida en Machalilla. Una tarde nos contó: “mi piel es lisa y dura porque de pequeño me daban de comer huevos de tortuga marina”. No hace muchos años las personas de esta zona, al igual que los investigadores de hoy, patrullaban las playas en las mañanas. El objeto era colectar los huevos de las tortugas, una práctica aún común en países como Nicaragua, Costa Rica y El Salvador.
Varias personas cuentan que la sangre “purita” de tortuga marina garantiza pulmones fuertes y sanos, y cura la anemia y el mal de sangre. Se dice que para que la sangre fluya y la cura sea efectiva hay que cortar la vena mientras el animal está vivo y colectar el líquido caliente. Otro problema que tienen las tortugas es que su carne es muy apreciada por su sabor. Ventajosamente, en Ecuador este consumo es ocasional y la carne por lo común no se vende; se regala a familiares y amigos.