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no. 60
julio agosto 2009

 

 

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Carta del editor


E
n medio de la crisis financiera, los expertos mundiales y locales pontifican sobre el alicaído estado del consumo. ¿Es bueno fomentarlo para que se reactive la economía o, más bien, se debería contenerlo para corregir el desbalance comercial? El debate, como se ve, no deja los estrechos confines del más recalcitrante economicismo. El hecho de que hayamos alterado el clima del planeta por guiar nuestras acciones en esos parámetros parece no importar. El calentamiento global ocupó la esfera pública por un tiempo, pero asuntos más importantes como salvar a los bancos –¡ah, y la gripe porcina!– ahora copan los titulares.

En esta edición echamos una mirada a otro problema que la cultura del consumo nos trae: el vertiginoso crecimiento de la producción de basura en el país. ¿Cuánta basura producimos y de qué tipo? ¿Qué hacemos con ella? ¿Cuánto nos cuesta este desperdicio no solo en términos económicos sino también en la esfera ambiental? Estos son asuntos que no nos vienen a la mente cuando adquirimos un producto o botamos sus restos, pero de los que cada uno tiene que estar consciente para poder llegar a una solución colectiva. También deberían importar al momento de diseñar las políticas económicas del país.

Además, este número nos trae la historia de los esfuerzos que se están haciendo para salvar al oso de anteojos, una de las especies más emblemáticas de las que comparten nuestro espacio. Osos decomisados a circos y establecimientos que los exhibían están siendo reintroducidos a su hábitat natural. Precisamente cerramos nuestro recorrido con una nota sobre el circo popular. Los cirqueros mantienen esta vigorosa tradición que, aunque cada vez menos vista en las grandes ciudades, todavía recorre los pueblos.

Correo

Este es un espacio de diálogo. Envía tus opiniones o noticias a ecuadorterraincognita@yahoo.com. Por espacio o claridad, las cartas pueden ser editadas.

Río Topo

Vivo en Baños de Agua Santa. Aquí tenemos el problema del proyecto Hidrotopo, en las aguas del río Topo, que queda cerca de aquí. Como ustedes indican en el artículo de su revista (no. 58), es un lugar sumamente importante por la presencia de especies endémicas. Además, su cercanía al parque nacional Sangay le da un gran valor ecoturístico. Lamentablemente, los intereses económicos que existen alrededor del proyecto hacen que los criterios en torno a este tema estén divididos. Aunque traerá beneficios para algunos, la represa será un ente contaminador, a pesar de los muy mediocres estudios de impacto ambiental realizados precisamente por los propios interesados.

Ya existen dos grandes proyectos cerca de Baños; la hidroeléctrica Agoyán y la hidroeléctrica San Francisco. Con respecto a esta última, si la hubieran hecho bien en primer lugar y la tendrían funcionando, no necesitarían hacer más destrozos en otras partes. También se podría apoyar el proyecto en el río Verde Chico, que está en un área que ya está alterada, pero con la voluntad de hacer el proyecto en el Topo parece que lo que les gusta es destrozar los pocos sitios inalterados que todavía quedan. Baños vive del turismo. Pronto tendremos que remplazar nuestra guía de atractivos turísticos por una de hidroeléctricas, pero nadie va a querer visitarlas.

Diana Villarreal, Baños


Minería en zonas tropicales húmedas

Felicitaciones por el foro minero; es una gran oportunidad para poner en la mesa de debate un tema que se quiere imponer bajo conceptos meramente economicistas. Con respecto a los ejemplos positivos de minería en Australia mencionados por un lector en su edición anterior, quisiera decir lo siguiente. La minería realizada en zonas extremadamente secas, como en el suroeste de Australia, donde llueve menos de cuarenta centímetros al año –prácticamente un desierto–, o en Chile con condiciones climáticas similares, no son un modelo para el Ecuador. La cordillera del Cóndor o la zona de Íntag reciben hasta tres metros por año de lluvias, lo que genera condiciones de alto riesgo ambiental, especialmente erosión e infiltración de ácidos y metales pesados a los cursos de agua.

Lamentablemente, los casos de minería de bajo impacto en zonas tropicales húmedas son nulos; más bien abundan ejemplos de verdaderos desastres sociales y ambientales. Los países en desarrollo que basan su economía en las materias primas son generalmente pobres, contaminados, con regímenes autoritarios y fuertemente militarizados. Por el contrario, un pequeño y biodiverso país como Costa Rica ha logrado índices de desarrollo humano envidiables incluso para muchos países desarrollados, teniendo como eje de su economía el turismo, la agricultura sustentable y la tecnología. El poder económico de las empresas transnacionales y un gobierno con una visión arcaica del desarrollo debería impulsarnos a plantear alternativas y jugarnos por un país más allá de la renta primaria. Es imposible que pretendamos cambiar haciendo una y otra vez lo mismo. Un modelo distinto es un reto para profesionales, políticos y la sociedad en general. La próxima generación pedirá cuenta de las decisiones que tomemos hoy.

José Cueva, Íntag

Piratas contemporáneos

Me pareció muy interesante el artículo sobre los piratas en Guayaquil durante la época colonial (no. 59). Me gustaría que trataran el tema de los piratas en la actualidad, que no solo existen en Somalia, sino que también se esconden en los estuarios cercanos a Guayaquil para acechar a sus víctimas. Pienso que por lo contemporáneo de su actividad no podrían ser romantizados como lo han sido sus antecesores, pero sin duda sus vidas constituyen un tema fascinante.

Roberto Correa, Babahoyo

 

 


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