N° 54 julio -agosto 2008
 
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Derechos animales en el cine

En abril, se desarrolló en los cines Ocho y Medio el festival de cine documental Ser Humano-Animal, organizado por Protección Animal Ecuador (PAE), con el apoyo de Fundación Amigos de la Vida (AMI), Pastas Toscana y Reparti. La muestra incluyó diez películas sobre las relaciones entre las personas y los animales que estas utilizan como alimento, vestido, entretenimiento, compañía o experimentación. Películas como No matarás, La carne es débil, Terráqueos y Hombre animal, retrataron las formas de maltrato hacia los animales como consecuencia del insaciable mercado de carne, huevos, pieles, cosméticos y “diversión”. Es indignante conocer –comentó Javier Carrera, representante de la Red de Guardianes de Semillas durante el foro de discusión que siguió al festival– que millones de hectáreas de selva se destruyan anualmente por el crecimiento exponencial de la exportación global de carne. Pero la muestra también cuestiona lo local: el Ecuador también participa de las malas prácticas contra los animales, según documenta la película Hombre animal, de Wendy Castro y María José Arosemena. A su vez, los documentales Circos y Corridas de Toros en Quito muestran que en este tipo de espectáculos “culturales” existe toda una infraestructura de crueldad tras telones. Camila Dávila, mentora del festival, subraya lo narrado en Terráqueos: nuestra equívoca costumbre de creernos seres superiores, llamada “especismo”, nos lleva a considerar a los demás seres vivos como propiedad o inagotables recursos, negándoles su derecho a la vida. Son   60 mil millones de vacas, cerdos y pollos los que se crían mundialmente, la mayoría en condiciones de hacinamiento, en muchos casos antihigiénicas, con insanas dosis diarias de antibióticos y hormonas de crecimiento y sin siquiera acceso a la luz solar. El film sudafricano Aprendiendo a cuidar brindó, como contrapunto, una mirada esperanzadora. En él, estudiantes de escuelas y reos de una cárcel descubren sus valores de respeto a la vida tras tener a su cuidado animales que antes sufrieron maltratos. El festival, aunque perturbador, nos invita a replantearnos la forma en que nos relacionamos con la naturaleza. (Paola Moscoso y Juan Freile)

 

 

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