N° 46 Marzo - abril 2007
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Foto Jonathan Green
El mantenimiento de poblaciones marinas estables no sólo es un asunto de interés económico: también están involucrados la salud ecológica y el derecho de todo ser a que su vida sea respetada, se trate de especies grandes y llamativas, como las tortugas verdes o los tiburones martillos, o de otras menos conocidas.

Un largo viaje por el océano

El mar es un escenario de movimiento por donde se desplazan millones de animales. Como si de un gran Serengueti acuático se tratase, las migraciones submarinas recuerdan el perpetuo recorrido de las manadas de cebras y antílopes que persiguen la lluvia y que son perseguidas por leones y hienas en las sabanas africanas.

Las ballenas jorobadas que atraviesan la mitad del planeta, desde la Antártida hasta las costas del Ecuador, compiten en distancia recorrida con aves migratorias como los flamencos chilenos, que también viajan desde el sur del continente hasta nuestras costas. Tortugas marinas, que se dispersan desde sus sitios de anidación en playas de Costa Rica hacia los confines del océano Pacífico, emulan a los diminutos colibríes cuello escarlata que cruzan cada año el Golfo de México, o a las mariposas monarca que atraviesan más de mil kilómetros entre México y los Estados Unidos.

Poco se conoce, sin embargo, sobre estos desplazamientos submarinos, aunque sí se sabe en qué regiones ocurren. Es el caso de los mares que conectan islas del Ecuador, Colombia, Panamá y Costa Rica. Bancos de atunes, picudos, peces espada, grupos de ballenas jorobadas, dentados cachalotes, tiburones, tortugas marinas y hasta la gigantesca ballena azul cruzan continuamente las fronteras marinas nacionales como si de submarinos espía se tratase.

Para conocer estos largos viajes se están ejecutando varios estudios multinacionales. En las islas de Coiba, Malpelo, Galápagos, Las Perlas y la isla del Coco, por ejemplo, se investiga a los tiburones con modernos sistemas para conocer acerca de sus hábitos de permanencia en un sitio, y sobre sus intrépidas migraciones por el océano Pacífico oriental. Similares estudios se ejecutan con algunas especies de tortugas marinas, tanto en el mar como en algunas playas importantes donde anidan. Mediante estas investigaciones, los científicos aspiran contar con información sobre distribución y movimiento durante diferentes épocas del año. Tales datos servirán para tomar medidas de manejo en sitios clave, especialmente en aguas abiertas, y para comprobar –o refutar– hipótesis como las que aseguran que las áreas protegidas marinas son oasis donde muchas especies migratorias se congregan en grandes números, y desde donde, con los cambios estacionales, emprenden el viaje por aguas abiertas hacia su próximo destino.

 




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