Pocas
veces se ha escrito sobre la belleza que encierra
el austro ecuatoriano, zona llena de fabulosos
lugares, como Vilcabamba: un valle ubicado
al sur-occidente de la ciudad de Loja al que
su clima, sus especies naturales y la longevidad
de su gente le han dado mítica fama
en lejanos países y latitudes. Atraídos
por las leyendas que de este lugar se narran,
un sinnúmero de científicos
y turistas de los cuatro puntos cardinales
han llegado hasta sus territorios; muchos
de ellos para quedarse a vivir por largo tiempo...
El
árbol sagrado
Vilcabamba viene de wilcobamba, que significa
“llanura o valle sagrado de los wilcos”:
bamba significa “valle o llanura”
y wilco es un árbol sagrado medicinal
que crece en este lugar. En América
del Sur existen otros valles y llanuras en
donde crece este árbol; en Bolivia
y Perú podemos encontrar incluso algunos
lugares que también han sido bautizados
con el nombre de Vilcabamba.
El wilco (Anadenanthera columbrina)
es un árbol perteneciente a la familia
de las leguminosas. Éste ha formado
grandes comunidades homogéneas en los
valles de San Pedro (sector aledaño)
y Vilcabamba; fue de gran beneficio en el
pasado prehispánico, ya que lo utilizaron
para la construcción de viviendas.
Sus taninos y mordientes ha sido utilizado
para las curtiembres de la zona. Sus propiedades
psicotrópicas también han sido
denotadas; un reporte de 1571 cuenta que los
incas lo utilizaban para reanimar a sus enfermos.
En 1801, Alexander von Humboldt reportó
haber visto a los indios del Orinoco consumir
esta planta por su efecto alucinógeno.
En ese mismo sitio, se dice en el libro de
Perdal “Medicina Aborigen Americana”
(1937) que los primeros colonizadores ibéricos
vieron a los incas utilizar el wilco y el
tabaco como alucinógenos.
Se dice también que durante el período
prehispánico las semillas de dicho
árbol fueron utilizadas en los territorios
que hoy pertenecen al Ecuador como parte de
un trueque entre los aborígenes de
la Sierra con indígenas de la Costa.
Estas semillas eran cambiadas por sal, pero
se desconoce el uso que se les daba.
Hombres
y mujeres de más de 100 años
A Vilcabamba también se lo conoce como
“El valle de la longevidad”. En
la década de 1950, el doctor Eugene
H. Payne, destacado investigador y periodista
estadounidense, visitó estas tierras
y quedó muy impresionado por su clima
y por haberse sanado de sus dolencias. En
el año de 1955, publicó el artículo
“Islas de Inmunidad” en la revista
Reader’s Digest, donde citaba a Vilcabamba
como un lugar privilegiado en el que muchas
enfermedades no existían.
El reporte causó inquietud internacional,
y por ello comenzaron a llegar científicos
y turistas extranjeros que, luego de gozar
de las bondades del valle, afirmaban ser sanados
de sus padecimientos cardíacos. Considerables
artículos sobre investigaciones hechas
en esta zona sostenían que la gente
en Vilcabamba podía vivir más
de 100 años.
Lee
el artículo completo en la edición
No 35 de ECUADOR
TERRA INCOGNITA |
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