N° 32 Noviembre - diciembre de 2004
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Texto Karina Paredes
Foto Nela Meriget

Nela en la memoria

Un nido de colibrí, conchas de colores, flores y cartas, elementos que siempre acompañaron a Nela. Entre sus obras figuran "Cuentos de la Tortura", "Antología de Narradores Ecuatorianos", su colaboración en "Los Guandos" y numerosos poemas publicados e inéditos.

Quien fuera nombrada la “Mujer Ecuatoriana del Siglo XX”, la maestra, escritora y política Nela Martínez Espinosa (1912-2004), ha dejado tras sí una vida digna de resaltarse.

Justicia social, igualdad de género, paz, soberanía, patria, son los ideales que definen la vida y lucha de “la Nela”. Intransigente, o más bien porfiada en cuanto a seguir sus convicciones –en palabras de su hijo Leonardo Paredes–, hizo remecer con su discurso hasta a los inconmovibles. Coidearios y detractores fueron convocados constantemente a impedir que la patria sea vendida a intereses foráneos y mezquinos, a entender la amenaza que se cierne tras la globalización o la intervención ecuatoriana en el Plan Colombia.

Su profunda sensibilidad estética desbordó en la poesía en la que se refugió toda su vida como un antídoto a sus fervientes inquietudes.
A los 16 años partió a trabajar como maestra en Ambato donde lideró la huelga de obreros de una fábrica de textiles. Por ese entonces conoció a Joaquín Gallegos Lara, líder del grupo literario de Guayaquil en los años 30, quien la introdujo en reuniones intelectuales y políticas que influyeron en la joven y devinieron en su militancia en el Partido Comunista Ecuatoriano. Años más tarde, Nela se casaría con este escritor guayaquileño.

Convencida de que la mujer ecuatoriana debía prepararse y desarrollar sus capacidades e intelecto, fundó y promovió la Alianza Femenina Ecuatoriana. Junto a Dolores Cacuango estructuró la Federación Ecuatoriana de Indios y estableció las primeras escuelas indígenas de enseñanza quichua. Su lucha por mejorar las condiciones de vida de los indígenas fructificó en mentes y corazones al punto de ser reconocida como “la Mama Nela”.

Pero su arrojo y valentía fueron más palpables durante la revolución conocida como “La Gloriosa”, cuando acompañada por Luisa Gómez de la Torre y dos dirigentes estudiantiles se tomó el Palacio de Carondelet para derrocar a Carlos Arroyo del Río, el 28 de mayo de 1944.

Nombrada Ministra de Gobierno rigió los destinos del país durante 4 días, hasta que Velasco Ibarra fuera traído de su exilio para asumir el poder. Poco después fue nombrada la primera mujer diputada del país.
En los siguientes años luchó contra el fascismo a lado de su esposo Raymond Meriguet; educó, escribió y apoyó la creación de organizaciones sociales en el Ecuador y en países hermanos. En suma, se mantuvo fiel a sus creencias, a pesar de los vientos encontrados de los últimos tiempos, vientos a los que muchos cedieron; y aún nonagenaria, su discurso arengó a recuperar la dignidad perdida.

Nela murió en La Habana el 30 de julio de 2004. Se la recordará como una de las 10 mujeres latinoamericanas de mayor trascendencia, pero sobre todo como el ejemplo de integridad y fortaleza femenina del que podrá valerse quien se sienta llamado a proponer cambios sociales.

Lee el artículo completo en la edición No 32 de ECUADOR TERRA INCOGNITA

 



 


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