N° 30 Julio -agosto de 2004
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Texto Eduardo Almeida
Foto Pablo Cervantes

Los Patrimonios del Ecuador: El patrimonio cultural y natural

Quito, la primera ciudad declarada Patrimonio de la HUmanidad, luce un recuperado Centro Histórico. Las carretas vuelven a transitar por la Plaza Grande.

En el devenir de la Humanidad, todos los pueblos han enfrentado el desafío de la naturaleza para transformarla conforme a sus costumbres y comportamientos culturales. La simple construcción de una vivienda incorpora al paisaje el aporte humano. La práctica de actividades de subsistencia obligó a las sociedades a explorar el hábitat en busca de materias primas que permitieran fabricar armas y herramientas.

En las culturas más desarrolladas, la búsqueda de metales para elaborar adornos corporales significó el desplazamiento de cientos de kilómetros desde sus lugares de vivienda y la invención de técnicas para su fabricación. A la muerte de un individuo o de una sociedad, los objetos, construcciones, adornos y conductas tradicionales, se convirtieron en herencia para las nuevas generaciones que aceptaron ese legado como un vínculo para enlazar el pasado con el presente.

La condición sociable del Ser Humano hizo que se apropie de aquello que identificó a sus ancestros. La herencia adquiere valor para cada generación porque recuerda vivencias anteriores, explica modos de vida y afianza la identidad de los individuos dentro de una misma cultura y de una misma nación.

El origen del patrimonio cultural es tan vital que, de no identificarlo y valorarlo, los pueblos se sentirían como generaciones flotantes sin raíces en la tierra que habitan, como seres condenados a cumplir un ciclo vital semejante al de las plantas y los animales, y fundirse irremediablemente en el humus sin dejar rastro alguno.

Pero aquello definitivamente no ocurre, porque cada generación enlaza su existencia con la anterior, con la carga de recuerdos de sus parientes desaparecidos, de sus héroes míticos o de los personajes que dejaron huella al procurar mejores días para sus semejantes.

El Ser Humano no puede desprenderse del pasado: este consolida la personalidad de sus naciones, define el marco jurídico que armoniza las relacione sociales de los individuos y es la base de la construcción de la Nación y del Estado.

La herencia cultural del Ecuador se remonta la época de los primeros grupos de cazadores-recolectores que deambulaban por páramos andinos y planicies costeras en busca de animales y frutos silvestres. Doce mil años antes de Cristo, los aborígenes se las ingeniaron para construir refugios en 1 cumbres de las montañas y elaborar armas y herramientas de obsidiana. Cuando la revolución neolítica transformó el estilo de vida de estas sociedad, los pueblos experimentaron el uso de la arcilla, piedra, el algodón y diversidad de materias prima en su afán por explorar la naturaleza ecuatorial.

Las sociedades del período colonial, en los territorios que hoy pertenecen al Ecuador, a más aplicar un modelo de organización avanzado fuertemente ligado a las prácticas rituales, incorporaron el uso de tales preciosos (particularmente oro y la plata) para convertirlos en finas y hermosas joyas o en objetos ceremoniales y funerarios.

De esos tiempos no solo es, admirable la técnica de producción de artesanías, sino el aporte creativo cuanto a diseño y forma, que nos llevan a relacionar su arte con la flora y fauna compartieron. El paisaje también fue transformado para vincular la vida ritual con el cosmos y c tierra a través de construcciones tronco-piramidales que dicen mucho del nivel de organización y percepción del mundo de esas sociedades.

Lee el artículo completo en la edición No 30 de ECUADOR TERRA INCOGNITA

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CONTENIDO REVISTA 30