La primera vez que visité la Reserva
de Producción Faunística Cuyabeno
tuve la sensación de estar en el Paraíso
y no saber si todo lo que veía era
realidad o sueño.
Navegar por ríos de aguas negras que,
como espejos, reflejan la vegetación
del bosque tropical, sentir el olor a selva
y oír miles de sonidos de insectos
y animales que se funden con el viento, era
para mí el mejor de los premios.
En la orilla de una playa de arena vi unos
objetos redondos, de unos 35 cm de diámetro
y parecidos a piedras, que se sumergían
en el río cuando la canoa se les acercaba.
También noté que varios de ellos
descansaban sobre troncos y ramas que emergían
del río, desde donde, igualmente, se
dejaban caer al agua a medida que nos íbamos
aproximando.
Eran las charapas, tortugas de agua dulce,
de cuya especie me interesaba la forma en
que distribuyen sus nidos y sus patrones reproductivos.
Existen dos especies de tortugas charapas:
la charapa o tortuga común de agua
dulce (Podocnemis unifilis) y la charapa grande
o puca (P. expansa), que habitan en lagunas
y brazos de ríos caudalosos que forman
las cuencas hidrográficas del Amazonas
y el Orinoco.
A pesar de que se las conoce como la tortuga
común de la Amazonía, su población
en las últimas décadas se ha
visto afectada por factores ambientales, tales
como las crecientes de los ríos y,
principalmente, por la presencia del ser humano.
Las comunidades indígenas y colonos
de la zona consumen indiscriminadamente los
huevos y la carne de estas especies.
La especie más rara de estas, la P.
expansa (puca), en estado adulto es una de
las más difíciles de encontrar,
ya que por su tamaño, aproximadamente
un metro de diámetro, ha sido prácticamente
exterminada; es muy visible ante los ojos
del ser humano y brinda más alimento
(en carne y
huevos) que la pequeña.
Un dato que describe lo dicho es que entre
1995 y 1996 se econtraron 315 nidos de Podocnemis
unifilis (charapa común), y únicamente
tres nidos de Podocnemis expansa (puca), sin
haber observado ni un solo individuo de estas
últimas en estado natural.
Hoy en día, la P. expansa es considerada
una especie en vías de extinción
por la UICN (Unión Mundial para la
Naturaleza), mientras que la P. unifilis es
categorizada como una especie vulnerable.
La linterna
La cacería de charapas aumentó
con la introducción de la linterna
como implemento de trabajo para las comunidades
indígenas, ya que facilitó la
búsqueda de estos animales que desovan
por la noche en las playas de los ríos
en época seca (octubre a diciembre).
Los indígenas capturan fácilmente
a las charapas al momento de la postura, porque
la hembra está indefensa junto a sus
huevos.
Además de sus huevos y su carne, toda
la tortuga es aprovechada para la producción
de aceites y grasas, productos que aparte
de servir como alimento, son aprovechados
para la producción de cosméticos,
jabones, cremas y aceites para el embellecimiento
de la piel.
En la actualidad se las encuentra únicamente
en zonas protegidas o poco accesibles, como
la Reserva Faunística del Cuyabeno,
donde, a pesar de la prohibición, las
tortugas son depredadas por las noches en
época de postura de huevos.
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No 28 de ECUADOR
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