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Julio - Agosto de 2003
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Por Carlos Piñeyros Rosales
Foto Cristóbal Corral / Archivo Criollo

Soy andino y esta es mi magia: la fiesta del Sol en Cayambe

Músicos y danzantes de las comunidades cercanas a Cayambe entran en la ciudad y des- filan por sus calles al son de sus instrumentos.

Los pueblos del Ecuador, a pesar de la embestida feroz de la modernidad y la globalización, conservan aún esa magia fresca de los pueblos andinos, magia que se expresa en su música, en sus bailes y en sus tradiciones.

El 22 de junio de cada año, la fiesta del Inti Raymi (fiesta del Sol o la cosecha) se celebra con euforia en la ciudad de Cayambe. Esta celebración, también dedicada a San Pedro (desde la llegada de los españoles), conservaba hasta hace poco tiempo una curiosa tradición: un grupo de representantes de cada una de las comunidades circundantes se dirigían danzando al parque central de esta ciudad (cabe destacar que la comunidad más cercana está a unos 30 km de sus límites) con la intención de tomarse simbólicamente el lugar.

La danza se suspendía cuando las parcialidades (así se llamaba al grupo de bailarines) se empezaban a disputar el parque. Solo una comunidad podía ser la ganadora. Entonces se enfrascaban en encarnizadas luchas que dejaban escalofriantes saldos de muertos y heridos, frente a las pupilas asombradas de los habitantes mestizos que observaban desde los balcones.

Por la tarde, solo quedaba una comunidad representada. Esta ganaba el título de prioste principal de la fiesta y era la encargada de cargar la figura de madera de San Pedro, patrono católico de la ciudad. Con la imagen a cuestas, los priostes daban vueltas alrededor del parque mientras todos los demás festejaban sin parar durante las ocho semanas de la fiesta.

La sangrienta costumbre fue eliminada. Ahora las parcialidades mandan a sus representantes para que bailen alrededor del parque central, y festejen en paz, compartiendo con los de las otras comunidades.

Según los habitantes más viejos, el personaje principal de la fiesta es el Diablo Uma (cabeza de diablo). Este tiene la misión de espantar los demonios que acechan las cosechas y la buena energía, por eso el hombre escogido para interpretarlo debía ser el más valiente y honesto de todos.

Hoy la fiesta es diferente, si bien la calle principal de la ciudad aún se viste de muchos colores, ya no son solo los hombres y mujeres de la comunidades cercanas los que bailan y festejan; ahora, los representantes de instituciones públicas y privadas, colegios, escuelas e incluso grupos particulares, también participan. Su aporte es, por ejemplo, la construcción de carros alegóricos (adornados con flores y frutas de la región) y la organización de comparsas que desfilan al son de la música popular.

En esta misma fecha se elige a la reina de la ciudad. Por toda una semana el pueblo se pone de fiesta. Claro que con el tiempo, el carácter profundamente indigenista ha desaparecido. Hoy por hoy se puede ver en el desfile representaciones que van desde los dragones chinos hasta las torres gemelas del World Trade Center. Así también, la música regional ha dado paso al hip hop, rock, pop y rockola. No obstante, aún se puede escuchar algún Sanjuan o Pasodoble.

Los personajes típicos

Según los cayambeños, los personajes principales de la fiesta no han variado demasiado con el paso de los años, pero también es cierto que muchos han ido desapareciendo.

Lee el artículo completo en la edición No 24

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