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Por Jorge J. Anhalzer
Foto Jorge J. Anhalzer / Archivo Criollo

Guarumos

La cuenca del Alambí, verde de pastos en su fondo. A la derecha, la de Mindo, verde monte. Al centro la cuchilla de Guarumos con negro futuro

Hace un par de meses el congreso estadounidense frenó en seco las intenciones de su propia industria petrolera, al vetar la posibilidad de explotar crudo en la bahía Prudhoe en la costa norte de Alaska. La razón de dicha prohibición fue que la perforación debía realizarse en un área sensible y por lo tanto protegida: a ella los caribúes acuden cada verano a parir. Los congresistas “gringuitos”, como les diría con cariño nuestro Presidente, responsables de tal negación y que comparten con los “alemancitos” la condición de pertenecer al “primer mundo” así como la capacidad de planificar a largo plazo, dejaban saber a la opinión pública que, mientras no existan tecnologías más limpias, la bahía Prudhoe estaba fuera de los límites de la industria petrolera.

Pese a que estamos viviendo una situación similar, parece que esta noticia ha pasado inadvertida. Nadie en el Ecuador ha emitido opinión en algún medio de difusión pública en cuanto al suceso anteriormente descrito. Nuestra discusión entre conservación y explotación petrolera está geográficamente localizada en la arista de la loma de Guarumos, contrafuerte del volcán Pichincha. El trazado del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) manda que el nuevo ducto sea colocado sobre dicha cuchilla. Es obviamente la vía más corta y por ende la menos costosa, pero es una cuchilla extremadamente estrecha: apenas un par de metros de ancho en varios trechos. Debe su forma a la infinidad de deslaves, producidos en las laderas de ambos costados, que a lo largo del tiempo la han ido afilando. La erosión que han causado estos deslizamientos sigue actuando hasta el día de hoy e indudablemente lo hará en el futuro, aunque exista un decreto en contra. La fuerza de gravedad, ayudada por este suelo deleznable, continuará en su trabajo de llevarse la loma hasta el fondo del valle. Colocado el oleoducto sobre esta cuchilla tiene la terrible capacidad de, en caso de accidente, contaminar dos cuencas hidrográficas al mismo tiempo: la del río Mindo que esta hacia el norte y la del Alambí al sur.

Tal terrible situación suena como estrategia de guerra, como si se tratase de causar el mayor daño posible. Igual que en los Estados Unidos, en una esquina del polémico cuadrilátero está la industria petrolera, amparada bajo la bandera del desarrollo económico; el manager de este contendiente es el Gobierno. En la otra esquina están los ecologistas bajo el emblema de la conservación y dirigidos por algunas ONG. Se puede encontrar semejanzas entre Ecuador y los Estados Unidos en esta específica situación, pero la actitud para enfrentar dicho problema es diametralmente diferente.

Se supone que el reglamento que rige este encuentro pugilístico es el mismo que preside todos los otros diferendos que a los ecuatorianos nos atañen; el réferi si existiera debería recurrir a la constitución de la República que, aunque nadie oiga, ni quiera acordarse, clarito dice: “El Estado protegerá el derecho de la población a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice un desarrollo sustentable. Velará para que este derecho no sea afectado y garantizará la preservación de la naturaleza”.

Lee el artículo completo en la edición No 18 ECUADOR TERRA INCOGNITA

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