Cuando
mi familia supo que iría al Oriente por
al menos dos años para hacer mi tesis
entraron en pánico. Luego, al saber que
el tema de mi estudio sería los peces
de la Amazonía, en sus rostros se dibujó
una anhelante pregunta: ¿peces en la
Amazonía? ¿Por qué no en
Galápagos o en cualquier parte de la
Costa? ¿Por qué en la Amazonía?
Ellos, como la mayoría de los ecuatorianos,
tienen una idea muy vaga de lo que esta región
realmente es y tiene que ofrecer; lo que se
les vino a la mente fue la imagen de insectos,
serpientes y tarántulas esparcidos por
doquier. Todavía no llegamos a entender
que, para todas las clases de animales, los
bosques húmedos tropicales son las regiones
más ricas del planeta, y yo quería
estudiar uno de los grupos menos conocidos de
todos: el de los peces.
Se estima que existen entre 2.500 y 3.000 especies
de peces de agua dulce en toda la Amazonía.
El Ecuador tiene 706 especies, la cuenca del
río Napo tiene registradas 475 especies
y 247 especies han sido reportadas en la Reserva
de Producción Faunística Cuyabeno.
Los diversos ambientes acuáticos que
se pueden encontrar en la Amazonía y
la intensa competencia por ciertos nutrientes
escasos, entre otros factores, han empujado
el proceso evolutivo hacia la especialización,
dando así lugar a la gran variedad de
peces que actualmente pueblan los ríos
y lagunas orientales. Hay peces muy grandes,
grandes, medianos y pequeños. Peces que
se nutren de insectos, los que comen escamas,
aquellos que prefieren semillas, algas u hojas
y, claro, los que se alimentan de otros peces.
Los hay migratorios, aquellos que viven en la
superficie, parte media o el fondo de ríos
y lagunas, los que son comunes, frecuentes o
raros de encontrar. Hay peces que prefieren
las quietas aguas de las lagunas y otros los
caudalosos ríos. Las formas y colores
también son muy variados. Muchos de los
más vistosos son cotizados por los aficionados
de acuarios en todo el mundo. Para los pueblos
amazónicos, incluyendo sus más
grandes ciudades, como Iquitos y Manaos (esta
última con más de un millón
de habitantes), los peces son también
parte fundamental de la economía y de
la alimentación.
Para el mundo occidental, el pez emblemático
de la Amazonía seguramente es la piraña
(Serrasalmus spp.), cuya voracidad
encaja bien con la imagen inhóspita y
salvaje que ha predominado en nuestros imaginarios
de la región. A pesar de poseer fuertes
y afilados dientes que fácilmente pueden
arrancar un dedo a pescadores incautos, raramente
constituyen un peligro para el ser humano; solo
cuando en la época seca la gran concentración
de individuos en las pozas que quedan hace que
escasee el alimento, pueden constituir un peligro
real para cualquier animal que se aventure a
entrar al agua. Existen varias especies de pirañas,
normalmente omnívoras, es decir, tienen
un amplio espectro de alimentos: carne, insectos,
frutos, semillas…
Otro de los peces más conocidos es el
paiche (Arapaima gigas), el pez de
agua dulce más grande del mundo, pudiendo
llegar a medir hasta tres metros de largo. Su
carne es muy apreciada por los indígenas,
quienes lo cazan con arpón y luego ahuman
su carne.
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el artículo completo en la edición
No 13
de ECUADOR TERRA
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