Carta del editor
La condición de extranjero confiere una cierta ventaja para apreciar las cosas con originalidad. Está el asombro todavía vivo por las cosas cotidianas, que el hábito ha relegado en los nativos a los confines efímeros de la niñez. Por otro lado, la mirada extranjera está lastrada sin remedio con superficialidad y la carencia de herramientas culturales para la decodificación. Para esto le malsirven, en cambio, sus propios prejuicios. Ambas cosas —asombros y prejucios— traslucen en los textos del escritor estadounidense Moritz Thomsen, de quien publicamos un extracto en la presente edición. Thomsen llegó al norte de Esmeraldas en 1964 como voluntario del Cuerpo de Paz, esa avanzada de la guerra desarrollista contra la pobreza. A la pobreza, no la venció; más bien, él se doblegó a ella. Como misionero remontado, adoptó la vida de aquellos a quienes venía a redimir, hasta su muerte, de enfermedad de pobres, en Guayaquil, en 1991. Su inmersión vital en este mundo le permitió superar la superficialidad de la mirada, no siempre sus prejuicios. Nunca dejó de ser un extranjero. El resultado son sus memorias, entrañable retrato de ese lugar y tiempo, impregnadas de fascinación y horror, ternura y humor, ejecutado con una agudeza visual reminiscente del mejor impresionismo.
Otra obra originalísima, esta vez fotográfica, nos dejó un extranjero en su propia tierra: Emmanuel Honorato Vázquez. Publicamos aquí una selección de su archivo. Criado como hijo de diplomático en la Europa de la belle epoque, su sensibilidad bohemia chocó contra el conservadurismo de la constreñida Cuenca de inicios del siglo XX. La colisión generó conflictos y tragedia, no sin antes producir un registro mordaz y perceptivo de la sociedad de su tiempo.
Por supuesto, no siempre es bueno ser un extraño en su tierra. De hecho, un propósito central de esta revista es acercar a los ecuatorianos las realidades de su propio país. Es así que cerramos este número con el perfil de una coterránea de la que pocos hemos oído hablar —la magnífica águila andina— y les contamos de los esfuerzos que se están haciendo para conocerla mejor y asegurar su futuro.