Según cálculos del Fondo Mundial para la Naturaleza publicados a inicios de 2021, cada año se sacrifican alrededor de 100 millones de tiburones. Solo en la última década, el comercio global de tiburones y rayas se acerca a los 3 mil millones de dólares; poco más de un tercio de ese valor correspondió a aletas de tiburón. La sobrepesca alentada por estos mercados es la principal causa de la dramática disminución de poblaciones de tiburones y rayas en el mundo. En algunos casos, estas disminuciones superan el 90 % de la población de algunas especies. La situación global de tiburones y rayas ya se advirtió hace dos décadas, sin que se hayan tomado acciones concretas más allá de la firma de acuerdos internacionales que no se cumplen.
En Ecuador la pesca de tiburones y rayas es ilegal, a menos que las capturas sean incidentales. Es decir, se permite su comercialización cuando fueran capturados por accidente en artes de pesca diseñados para otras especies. Aquí está el bache: la pesca dirigida de tiburón se hace pasar como pesca incidental. “Si bien no hay estudios sistemáticos que lo demuestren, en los puertos pesqueros todos saben que la pesca dirigida de tiburón es común”, –dice Felipe Vallejo, director de Equilibrio Azul, fundación que ha realizado monitoreos de pesca incidental en el parque nacional Machalilla. “Las cifras de las capturas reportadas no coinciden con lo que se exporta”. También hay pesca industrial ilícita que acecha las aguas territoriales, como se ha evidenciado repetidamente en los “extramuros” de Galápagos, donde enormes barcos chinos eran abastecidos por embarcaciones nacionales pequeñas.
En el barco chino Fu Yuan Yu Leng 999, por ejemplo, detenido en 2017 mientras cruzaba la reserva marina de Galápagos, se encontraron doce especies de tiburones, nueve de ellas en peligro de extinción y ocho amparadas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas. Además, en cuatro de estas doce especies había una proporción mayor de juveniles que adultos. También se encontraron evidencias de que las técnicas de captura contravenían las convenciones y acuerdos internacionales. Al momento de su captura, este barco llevaba más de 7600 tiburones pescados fuera de la ley.
La captura de este pesquero chino y la presencia de cientos de otros barcos reportados desde ese incidente en las inmediaciones de Galápagos sugieren que hay un patrón sostenido de pesca ilegal de tiburones en el Pacífico tropical oriental. No obstante, hasta la fecha, el único plan para conservación y manejo de tiburones en Ecuador proviene del ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, no de la autoridad ambiental nacional que tiene la obligación de ejercer control sobre estas actividades.