En la carretera Calacalí-La Independencia el bosque domina el paisaje. Los montes al norte de esta carretera, hasta Nanegalito, forman parte de Maquipucuna, una de las reservas privadas más antiguas del Ecuador (casi 5600 hectáreas de bosques nublados). Maquipucuna es reconocida por su biodiversidad (un 10% de las orquídeas ecuatorianas) y alto endemismo, incluyendo especies exclusivas de la reserva como la rana cohete Hyloxalus maquipucuna.
El renombre de Maquipucuna creció desde 2008 por el hallazgo fortuito de nueve osos de anteojos trepados en árboles de pacche, comiendo sus frutos. Desde entonces, Maquipucuna está en el mapa de la investigación y conservación de esta especie, y ofrece a los aficionados a la naturaleza una experiencia inigualable: ver osos de anteojos en su entorno natural.
Recién hace dos décadas empezaron los estudios de osos silvestres mediante radiotransmisores. Estos estudios, desarrollados en Íntag y otras regiones del país, permitieron determinar áreas de vida, comportamiento y dieta. Luego vinieron las primeras liberaciones de osos cautivos, recuperados, a zonas remotas (ver ETI 60). Los estudios ecológicos de osos en Maquipucuna, desde 2008, han permitido estimar una población mayor a cuarenta osos en el noroccidente de Quito. Desde allí surgió el monitoreo de esta población y la creación, en 2013, del área de conservación Corredor Ecológico del Oso Andino.
El oso es un emblema de conservación. El número de observaciones recientes ha aumentado en Pimampiro, Papallacta, Antisana, Íntag... No obstante, Maquipucuna sigue siendo uno de los mejores lugares para verlos. La temporada de osos coincide con la fructificación del pacche, que no es regular año tras año. La oportunidad de observar osos hace obligatorio visitar Maquipucuna. La última temporada de osos (noviembre) terminó cuando los aguaceros los obligaron a dispersarse hacia el bosque.