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no. 103
septiembre octubre 2016

 

 

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Carta del editor

Abrimos esta edición con un singular personaje de nuestra historia. Ana Sevilla nos refiere detalles de la vida del jesuita alemán Teodoro Wolf. Él llegó al Ecuador como parte del contingente de académicos-religiosos que trajo García Moreno a mediados del siglo XIX para su proyecto de modernización cristiana. Wolf encarnó las tensiones propias de su tiempo entre el racionalismo de la Ilustración y los dogmas de la fe. El jesuita impartió las primeras lecciones de evolución darwiniana en Ecuador, que generaron urticarias entre la cúpula clerical. Las limitaciones impuestas por sus superiores a su actividad intelectual lo forzaron a una decisión: la curiosidad venció a los votos y Wolf dejó el sacerdocio en favor de sus investigaciones. Como geólogo del estado, visitó dos veces Galápagos y recorrió todo el Ecuador, producto de lo cual publicó en 1892 su Geografía y geología del Ecuador (ver ETI 73) que revolucionó el conocimiento de nuestro territorio.

En nuestra sección fotográfica, Misha Vallejo nos traslada a la frontera norte, a Puerto Nuevo, un recinto de Sucumbíos donde alrededor de medio millar de colombianos se asentaron luego de ser desplazados por la violencia de sus lugares de origen. A orillas del río fronterizo intentan rehacer sus vidas mientras contemplan con expectativa los esfuerzos por establecer la paz en el lado colombiano. Estamos orgullosos de publicar este trabajo que mereció el premio Mariano Aguilera de este año.

Como postre, Adolfo Borges nos devela muchos de los enigmas que rodean a los alacranes (vocablo venido del árabe –al-aqráb– con el que también se denomina a los escorpiones). La gran mayoría de especies no revisten peligro para la salud humana, y las peligrosas solían habitar lejos de los poblados. Sin embargo, la expansión de estos últimos a cada vez más ecosistemas significa que hoy los humanos y estos escorpiones de vigoroso veneno nos encontremos con más frecuencia. Ponemos, pues, estos contenidos a su distinguida consideración.

Correo

* Este es un espacio de diálogo. Envía tus opiniones o noticias a ecuadorterraincognita@yahoo.com. Por espacio o claridad, las cartas pueden ser editadas.


En primer lugar, quiero felicitarles por sus valiosos aportes y esfuerzos por mantener tan importante publicación. Soy un suscriptor de su maravillosa revista. Acabo de ver en su cuenta de Facebook una caricatura (Humor Verde, ETI 82) sobre los indígenas waorani en un futuro muy apocalíptico, que se podría interpretar como una situación en el Yasuní. Sin embargo, cuando tratamos temas relacionados a pueblos indígenas o afrodescendientes se debería contar y garantizar su derecho al consentimiento, para saber si están de acuerdo o no con la manera en la que se los retrata. Tampoco estoy seguro de que los waorani van a desaparecer de la forma como se expone en la gráfica. Les dejo esta preocupación, y espero que sigan adelante con esta valiosa apuesta.

José Proaño, Amazonía


La mañana del 15 de mayo finalmente recibí la tan esperada edición número 100 de mi revista Ecuador Terra Incognita. Me da mucho orgullo que una revista ecuatoriana con su temática siga vigente y viendo hacia el futuro, con expectativas de que nuestro país sea pluricultural. Tengo la suerte de conservar todas las ediciones publicadas desde el inicio de la revista, y aún las reviso a todas y no dejo de leerlas. Anhelo que sigan siendo para mí la revista número uno en promoción turística, ambiente y cultura del Ecuador. Como comentario, los reportajes deberían ser más llamativos, como en las primeras ediciones.

Christian Cobos, Guayaquil


Recibí en estos días unos ejemplares de su linda revista –apenas una muestra de las más de cien que llevan publicadas– como obsequio de un colega que estuvo de visita por mi país. Quedé gratamente sorprendido por la calidad editorial y, sobre todo, por conocer al Ecuador con una mirada distinta de la que pude conocerlo hace dos años que lo visité. Disfruté mucho de sus paisajes y su naturaleza, pero regresé con la sensación de haberme perdido muchas peculiaridades importantes de su cultura, de su situación ambiental y de su excepcional diversidad biológica. Su revista me ha revelado una fracción de estas peculiaridades; me ha dado un abrebocas para querer visitarlo otra vez. Sé que entiendo todavía muy poco, pero me conduelo por los riesgos que implica la explotación minera (jamás responsable ni sostenible) de la que, por fortuna, mi país está exento.

Jorge Camacho, Costa Rica

 

Rectificación

En nuestra anterior edición, en la nota titulada “El cacao más allá del chocolate”, señalamos equivocadamente que Mashpi Chocolates ganó un premio en el Academy of Chocolate Awards, cuando en realidad ganó dos medallas en el International Chocolate Awards. Pedimos disculpas a nuestros lectores.

 

 


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